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17/02/2025
El oficio periodístico (IV), aspectos técnicos: de grabadoras, memoria, mirada y detalles
¿Qué se necesita para ser periodista en el siglo XXI? Ejercitar la memoria como capacidad contextual de registro del mundo, cultivar la mirada como búsqueda técnica y sensible de estilo personal y capturar detalles de la realidad que propicien interpretaciones significativas en el plano social.
La memoria relaciona imágenes, ideas y hechos, para enriquecer relatos y proyectar un estilo personal. Sin memoria articulada, el periodista construye relatos tibios y con poca incidencia social. Ante la urgencia de practicar una gimnasia de la memoria, el enfoque tecnológico de la educación moderna es problema serio para el periodismo presente y futuro.
La mirada personal como observación detallada del mundo es el comienzo de la descripción. Hay técnica de la mirada y sensibilidad de la mirada, que tienen que aplicarse para darle un plus al trabajo periodístico de campo. En este punto, el enfoque visual de la educación moderna -donde casi todo pasa por imágenes- ayuda a nivel periodístico. Por otra parte, hay que evitar el tumulto de miradas uniformes. Lo veremos más adelante, vía sugerencia de Jaime Avilés.
Capturar detalles resulta tormento delicioso en el periodismo: qué debe entrar al texto y por qué. Aunque es una primera fase. La segunda fase pasa por interpretar de forma sociológica los detalles.
I
¿Desmitificar la grabadora? Memoria a prueba
A primera vista (y también a segunda) la grabadora es instrumento esencial del periodista. Los reporteros saben que la grabadora bien utilizada evita réplicas de los declarantes y personajes entrevistados. La exactitud aquí tiene un plano técnico (la grabadora) que es, además, registro comprobatorio ante reclamaciones.
Véase, sin embargo, la postura de Riszard Kapuscinski: "nunca grabo nada en cinta magnetofónica. No soy partidario de este tipo de técnicas. No grabo jamás porque la experiencia me ha enseñado que, puestas ante un micrófono, las personas hablan de otra manera y también de otra manera construyen sus pensamientos". Habla aquí uno de los mejores periodistas de la historia, corresponsal en más de 50 guerras en África y Latinoamérica. Precisamente, su trabajo en zonas de riesgo permite comprender por qué renunció al uso de la grabadora. En circunstancias excepcionales, la grabadora inhibe. Dice Kapuscinski: "al pretender llegar a las capas más profundas de la psique de una persona, a aquello que realmente hubiera querido decir -haciéndolo, además, de la manera más natural posible-, he tenido que renunciar a la grabadora de una vez para siempre". Aquí es donde entra en juego la memoria. Prodigiosa memoria para recuperar lo vivido, escuchado y mirado.
Por una vez, no es recomendable lo que dicta el sentido común sobre la grabadora. Imaginemos en otro contexto, memorioso lector, los libros testimoniales de Julio Scherer con uso de la grabadora. Que Scherer hubiera invitado a los poderosos a sesiones de entrevistas con grabadora. ¿Qué hubiera pasado? No tendríamos Los presidentes (1986), Estos años (1995) y Terca memoria (2007). Conversaciones de Scherer con Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Carlos Salinas de Gortari y otros políticos de peso. Off the record (a micrófono cerrado), Scherer pudo mostrar el mundo del poder político.
Desde luego, se necesita tener la memoria fotográfica de Kapuscinski y Scherer para renunciar a la grabadora. Reto fascinante para los años que vienen, colmados de inteligencia artificial y miniaturización tecnológica que enmohece la memoria personal. En estos tiempos, quizás la memoria está fuera de la cabeza del periodista: en sus dispositivos tecnológicos, en el navegador de Google, en archivos físicos y virtuales que -desde luego- pueden consultarse, pero no sustituyen el criterio ni la reflexión del periodista.
II
Miradas, detalles: vida pública y atmósferas
El periodista Jaime Avilés contó alguna vez que, cuando veía formarse un tumulto de periodistas alrededor de un político, automáticamente miraba para otro lado. No quería ofrecer la misma perspectiva del suceso que decenas de sus compañeros. Para Avilés, metido entre la bola, desviar la mirada significaba preservar lo genuino de su trabajo periodístico. ´No a la mirada uniforme´, era su preocupación ética.
Carlos Monsiváis, enviado a una asamblea nacional del PRI (1973), tiene un dilema: ¿cómo decir algo nuevo del ritual previsible? Acarreos, entrega de torta y jugo, largos discursos, monotonía de gestos. ¿Qué hace Monsiváis? Al lado del presidium, por la parte de abajo, observa pantalones y zapatos de políticos, movimientos, tics, y elige para su crónica la descripción desde abajo: un político no trae calcetines; dos de ellos, apretados, luchan por un espacio entre las sillas. Con esas y otras imágenes, Monsiváis interpreta que la política mexicana se parece al presidium: lo que sucede por arriba (sonrisas, elogios) no ocurre abajo. El presidium cobra carácter metafórico y los detalles sustentan su interpretación sociológica. Lección del poder de los detalles en el periodismo.
La mirada del periodista, su memoria activa y la reflexión que incorpora a sus textos, permiten ofrecer al lector/espectador el registro de vida pública significativa. ¿Mucho trabajo? Así es el oficio periodístico.
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