Paraderos

El PRD se queja amargamente del trato desdeñoso y excluyente que recibe de su contraparte del PAN y del PRI. Advierte con romper con el Frente Amplio por México si no son incluidos en el reparto de candidaturas al Senado y a la Cámara de Diputados.

Las ambiciones personales nuevamente ponen en duda la unidad del frente opositor de esos tres partidos. Luchan por parcelas de poder.

Marko Cortés y Alejandro Moreno, dirigentes del PAN y PRI, respectivamente, se quieren agenciar las candidaturas al Congreso de la Unión. El líder perredista, Jesús Zambrano, amagó con abandonar el bloque y competir con candidaturas federales propias.

Es cierto que el PRD ha perdido el registro en una veintena de estados donde llegó a tener presencia y era un partido competitivo. Inclusive, llegó a gobernar Guerrero, Michoacán, Zacatecas, Morelos y la Ciudad de México.

Hoy no es ni la sombra de lo que llegó a ser. En Tabasco también era gobierno. Detentaba la gubernatura, la mayoría de las presidencias municipales y diputaciones locales. Lo perdieron casi todo en 2018 y, hasta la fecha, no se ha vuelto a recuperar.

Jesús Zambrano, del PRD, reclama ser tomado en cuenta como si su partido garantizara un caudal de votos a la coalición.

Nada que ver. De acuerdo a la encuestadora Demoscopia Digital, el PRD por sí solo aporta únicamente el 1.4 por ciento de la intención del voto en la elección presidencial de 2024, un porcentaje que pone en riesgo, inclusive, su registro como partido nacional.

Por eso no es tomado en cuenta a la hora de repartir posiciones. Esa es la rebanada de pastel que le toca, porque ese es el tamaño de su representatividad. Seguramente aquí en el estado rebasarán el 3 por ciento de la votación, requisito para conservar el registro, pero a nivel nacional dudo que vayan a conservarlo.

Resultado de las ambiciones desmedidas.