OPINIÓN

El fin de una era: repensar la economía mexicana sin Estados Unidos
04/03/2025

La economía mexicana se encuentra en un punto crítico.

El creciente distanciamiento de Estados Unidos y la posible retirada de inversiones debido a la incertidumbre sobre aranceles impuestos por la administración de Donald Trump han encendido las alarmas. Durante décadas, México ha apostado por una estrecha relación económica con nuestro vecino del norte, aprovechando el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) para impulsar sus exportaciones y fortalecer su sector manufacturero y agrícola. Sin embargo, esta dependencia podría volverse un riesgo si no se diversifican los mercados y se fortalece el mercado interno.

México depende en gran medida de Estados Unidos. Nuestra economía está profundamente entrelazada con la estadounidense, especialmente en sectores como el automotriz, el electrónico y la manufactura avanzada. Se estima que el 43.4% del Producto Interior Bruto (PIB) de México proviene de las exportaciones, y de ellas, el 80% tiene como destino Estados Unidos. Esto nos hace altamente vulnerables a cualquier política proteccionista que afecte el comercio bilateral. Hasta ahora, el T-MEC ha garantizado un acceso preferencial a uno de los mayores mercados del mundo, y hemos sabido sacarle provecho.

En contraste, Estados Unidos no depende tanto de México. Las importaciones solo representan el 13.9% de su PIB, y de ellas, apenas el 15.7% provienen de nuestro país. Esto significa que, si bien una interrupción en el comercio con México afectaría a ciertas industrias estadounidenses, su economía en general sufriría menos que la nuestra. La retirada de inversiones y la imposición de aranceles podrían frenar el crecimiento de México, aumentar el desempleo y reducir nuestra competitividad global.

Es evidente que México depende más de Estados Unidos que a la inversa. Ante esta realidad, surge la pregunta: ¿cómo sería nuestra economía sin el mercado estadounidense? Si el comercio con Estados Unidos se viera gravemente limitado, enfrentaríamos una caída drástica en la producción industrial y una crisis de empleo en sectores clave. La falta de inversión extranjera podría provocar una fuga de capitales, debilitando el peso y encareciendo las importaciones. Además, la reducción en el flujo de remesas enviadas por mexicanos en Estados Unidos afectaría a millones de familias que dependen de ese dinero para su sustento.

Para evitar una crisis económica profunda, México debe actuar con urgencia. Primero, es vital diversificar sus relaciones comerciales. Fortalecer lazos con economías emergentes como China, India y Brasil, así como expandir nuestra presencia en Europa y Asia-Pacífico, puede ayudarnos a reducir la dependencia de Estados Unidos y abrir nuevas oportunidades de exportación. La Alianza del Pacífico y los acuerdos comerciales con la Unión Europea deben aprovecharse al máximo.

En segundo lugar, debemos fortalecer nuestro mercado interno. Invertir en la industrialización de sectores estratégicos nos permitirá alcanzar una mayor autosuficiencia económica. Fomentar a las pequeñas y medianas empresas, impulsar la innovación tecnológica y mejorar la infraestructura pueden generar un crecimiento sostenido y reducir nuestra vulnerabilidad ante presiones externas.

Además, es fundamental implementar una política fiscal y monetaria que proteja la estabilidad económica. Controlar la inflación y evitar un endeudamiento excesivo nos permitirá enfrentar escenarios adversos sin caer en crisis recurrentes. También es crucial invertir en educación y capacitación laboral para fortalecer nuestro capital humano y hacer nuestra economía más diversificada y menos dependiente del comercio exterior.

El distanciamiento de Estados Unidos representa un desafío enorme para México, pero también una oportunidad para redefinir nuestra estrategia económica y consolidar un modelo más resiliente. La clave está en diversificar mercados, fortalecer el consumo interno y promover la innovación productiva. Si actuamos con determinación y visión estratégica, podremos afrontar los retos del futuro sin depender de las decisiones de nuestro vecino del norte. Como mexicanos, debemos ser conscientes del papel de México en el panorama global. Más allá del orgullo nacional que nos hace reactivos ante el bullying político de Trump, la realidad nos obliga a tomar decisiones estratégicas para asegurar nuestra supervivencia económica, es tiempo de elegir trincheras: Construir una independencia económica real o mantener un papel servil ante Trump.





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