Edén político
El legado político de Andrés Manuel López Obrador
“En otro tiempo, hace mucho, cuando Dios había terminado la creación del mundo quiso dejar al hombre una parte de su propia divinidad, una chispa de su ser, una promesa hecha al hombre de lo que podría llegar a ser, si lo quería con todas sus fuerza.” Álvaro Ginel Vielva, Sacerdote salesiano español.
“La educación no es solo aprender hechos, es aprender a pensar de manera crítica.” Jacob bronowski. Matemático polaco.
“Un Estado que no procura la justicia, no es más que una banda de malhechores”. León Tolstoi. Escritor ruso.
Cuando el presente sexenio gubernamental termine, muchos ciudadanos y estudiosos de las ciencias sociales se preguntarán: ¿Cuál es el principal legado político que dejará el presidente Andrés Manuel López Obrador a los mexicanos?
Ante esta sencilla, pero también compleja pregunta, sin duda alguna, puedo asegurar que la respuesta es: ser un servidor público ejemplar.
Desde luego, que esta respuesta conlleva implícitas muchas lecciones políticas que deben aprender los jóvenes que decidan dedicarse al noble oficio de la política.
Porque el político exitoso, curiosamente, no solo nace, sino que se hace al andar. Dicen los que saben que surge uno cada 100 años, y ya provisto con su vocación, inicia el perseverante aprendizaje de campo en el camino de la vida personal y profesional.
Conocí a Andrés Manuel López Obrador en 1973, en la época universitaria, cuando realmente se conoce a una persona con el desinterés del desconocimiento de los destinos en la vida. Esto me permitió desde aquellos años, conocer su vocación por estar cerca de los grupos más vulnerables de la sociedad, a quienes siempre ha dedicado tiempo para apoyarlos en resolver sus problemas.
Una primera lección política que enseña Andrés Manuel a quienes se dedican al noble oficio de la política es que deben saber que el éxito de esta actividad no radica solo en cómo llegar a un cargo, sino en cómo se ejerce el cargo. Porque esto conlleva el objetivo más importante: la trascendencia política. El buen juicio de la historia por haber servido bien a los demás.
Una segunda enseñanza que se debe aprender es que la próxima elección es un referéndum del trabajo ejercido, y se gana, paradójicamente, desde el primer momento en que el político se encuentra en la línea de salida. Nunca olvidar que el pueblo nota los aciertos y los errores, los anota y en su momento los vota. La reciente elección presidencial es una clara muestra de ello.
Una tercera enseñanza que hereda el actual presidente de México es gobernar comunicando al pueblo oportunamente el trabajo realizado y respondiendo todos los días a los cuestionamientos de los adversarios. Esta acción fortalece cada día la revolución de las conciencias de los mexicanos, pues les recuerda permanentemente quienes son los enemigos del pueblo que quieren aprovecharse indebidamente del presupuesto y de las riquezas naturales.
La cuarta enseñanza del presidente López obrador es demostrar fehacientemente que la honestidad es el mejor escudo que el político puede tener para dar una batalla permanente contra la corrupción existente. Con el ejemplo personal y con un gobierno de austeridad republicana, redujo considerablemente la corrupción en su gobierno, siendo este el cáncer más enquistado y más dañino que existe en el país. Porque ha hecho metástasis en toda la estructura burocrática nacional.
La cura de este mal tiene que ser una misión gubernamental permanente porque los gobiernos neoliberales hicieron escuela en el fino arte de robarse el dinero del pueblo, sobre todo, la burocracia de los organismos gubernamental que realizan la obra pública nacional, y los que se dedican a las compras y a los servicios del gobierno federal.
El perseverante trabajo político realizado por Andrés Manuel durante 50 años le permitió llegar al importante cargo de Presidente de México. Y en el cargo, inició un intenso trabajo de impulso importante al desarrollo integral de México. Luchando todos los días contra los grupos conservadores del país, que siempre se han resistido a que las cosas cambien a favor el pueblo de México. Estos señores se acostumbraron a saquear indiscriminadamente el presupuesto gubernamental, destacadamente durante los últimos 36 años, donde vendieron, como dicen los viejos sabios de mi pueblo: “La Quinta y los mangos.”
Dicen los que saben, que el ejemplo cunde. Por eso deseamos que el digno trabajo que el presidente López Obrador mostró a tirios y troyanos de cómo se debe gobernar, se imite, y que no es otra cosa que trabajar en forma sencilla, con sentido común, honestamente, cerca de la gente, dándose a respetar en el mundo, y con un gran amor a México. Si las próximas generaciones de servidores públicos aprenden estas lecciones, seguramente construirán un mejor México.
Deseamos que la próxima administración pública federal dirigida por la Primera Presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, siga ejerciendo el presupuesto público con honestidad para que siga rindiendo frondosos frutos como los logrados en el actual periodo gubernamental. Que la solución de los grandes problemas nacionales y la gran obra pública sigan avanzando para que seamos un país más desarrollado, de mejor calidad y con mejores oportunidades para todos los mexicanos. No hay más que seguir los pasos del maestro para tener garantizado un buen camino. Que así sea.