Días así
HAY DÍAS ASÍ, en los que te envuelve la rutina, como si no hubiera otros a quien joder
HAY DÍAS ASÍ, en los que te envuelve la rutina, como si no hubiera otros a quien joder. Y se apodera de ti esa sensación de no querer hacer nada distinto. Porque pasan los días. Y es el horario del trabajo, de lunes a sábado. Y domingo al templo o a la iglesia. Y pasan los días. Llega un cumpleaños. Un pastel y refrescos. Y llegan vacaciones. Y no te mueves. Es entonces que sueñas con otra vida, otro tiempo, otra geografía, otros golpes de la vida.
MIRAS QUE TODOS son felices. Sí, lo son. Estás seguro de ello. Miras a distintas personas con sus sonrisas a flor de piel, con sus palabras correctas y positivas. Y hablan de lo bien del clima, de lo bien que están, del próximo viaje que harán, del que hicieron, su bebé ya camina, ya tiene un diente. Y te dicen que son felices. Y realmente lo aparentan en esos diez minutos en los que coincides en el pasillo. O en el mediodía en el tiempo para la comida. Y ellos piensan lo mismo de ti. Exactamente lo mismo.
ESCUCHO A JOAN Manuel Serrat: "..Y bueno, pues, un día más que se va colando de contrabando. Y bueno, pues, adiós a ayer y cada uno a lo que hay que hacer. Tú, enciende el sol. Tú, tiñe el mar, y tú, descorre el velo que oscurece el cielo, y tú, ve a blanquear la espuma y la nube, la nieve y la lana, y tú, conmigo a cantar la mañana. Tú, a dibujar el trigo y la flor. Tú, haces de viento, dales movimiento y tú les das color. Tú, amasa los montes. Tú, al pozo a baldear y tú, conmigo y el gallo a cantar... Que hay que empezar un día más..."
UNA VEZ TOCASTE una estrella. Lo comentaste y te dijeron loco. Pero fue verdad. No fue en sueños, ensueño o delirio. Fue la realidad más pura y sublime. No hay manera de expresarlo. Pero alcanzaste esa estrella. No importa el día, mes o año. No importa si fue mañana, tarde o noche. ¿Eras niño, joven o grande cuando la tocaste? Te preguntan por morbo, para diagnosticar tu locura, tu falta de tornillo. Y tú respondes ¿Que importa el momento? El tiempo es lo de menos. La alcancé, toqué y punto. Son momentos de locura, de lucidez, momentos de gloria. Es el verdadero éxito en la vida. No hay más.
TODO DÍA ES de gloria. La rutina es el pensamiento fugaz, de olvido, de hacer de manera mecánica. Inclusive cuando estás con personas que hacen ruido. Y tú te concentras en otros pensamientos. Te fugas. Vas y vienes. Te entretiene reír junto con todos. Te sumas al coro, porque es casi imposible vivir como ermitaño. Pero sabes que tanto vacío al final a la humanidad hace daño. Y cada individuo representa a la humanidad entera.
TODO DÍA ES esperanza, porque has despertado y hay vida. Riega las plantas. Échales flores con palabras. Habla bien de sus hojas. De lo bien que se miran. Ellas no te necesitan para su existencia. Pero no les sobras. Y te agradecen que las procures. Y te echan flores en su temporada. Las flores son para ti, nunca lo olvides.
HAY DÍAS ASÍ. De lluvia y grises. ¿De nostalgia? Sí, claro. ¿De evocaciones? Por supuesto. Y también de oportunidad para lanzar líneas al futuro. Sobre todo al cercano, este de más de rato. Este de cuando mucho mañana. No del año que entra o del lustro que entra. Y menos para el próximo siglo. El futuro de hoy en la tarde. El de hoy en la noche. Este, del café en el porvenir.
LA LUCIÉRNAGA BRILLA en la oscuridad. Y es su luz interna la que obra el milagro. Así tú, con tu risa, con tus palabras. Así tú, con el espejo que refleja la imagen de otro espejo. La luciérnaga es efímera. Pero ellas vienen desde mucho antes y alumbran. Y estarán alumbrando el final de los tiempos. La vida tiene muchas maneras de manifestarse. Es movimiento, es tiempo, es dulzura.
ÁNIMO, SIEMPRE a todos. La vida es efímera y fugaz. Solo hay una. En la edad en que estés. La vida es la misma. Se descubre a cada instante. La novedad no viene con esa etiqueta. Todo lo que miras es maravilloso: la sonrisa de un niño, el salto de una rana patona, la caída de una hoja, el rompimiento del cascarón desde lo interno, la nube viajera en su movimiento, el sol oculto que se asoma por una rendija, el caminar de la hormiga en fila, el libro que con paciencia te espera, el apetecible desayuno, el saludo "buenos días, vecino", de la vecina,
EL DÍA ES MUY grande y pequeño. Según lo que hagas, menos morirte, que eso no es buena idea. Puedes hacer tantas cosas que son gratis, o casi. Caminar una media hora o más. Leer un poema o más. Leer diez páginas o más. Lavar tus platos y cubiertos. Doblar tu ropa. Escribir cinco páginas o más. Hacer una o más llamada a amigos. El día es una sensación de tiempo. Ser feliz no es obligatorio, pero es tan necesario. Y la motivación nace en ti, como una pequeña semilla a la que hay que regar, inclusive con café.
SIGUE SERRAT: "...Todo esta listo, el agua, el sol y el barro, pero si falta usted no habrá milagro. Si le falta usted a un mundo enfermo y con canas, quién va a hacerle la cama y quién le peinará la frente y quién le lavará la cara. Si falta su risa para echarlo a andar..."