Colaboración invitada
El realismo mágico es real en México hasta para la DEA
Para Vicente Gómez
La idea del realismo mágico es que existe una realidad más amplia de lo que el pensamiento racional "científico" moderno, nacido en Europa del Siglo XVIII y que se caracteriza por una prioridad simple de lo material sobre lo subjetivo; o formas y procesos que reducen la visión del mundo a un mero hecho biológico, político y económico (lo visible, lo mesurable, lo ponderable, lo valorable).
Se habla de realismo mágico en particular en referencia a la literatura latinoamericana de los años 60 y como un mero hecho literario, y como una forma menor, menospreciada, de pensar e interpretar la realidad de la gente popular tanto de Europa (aunque negada y aplastada por sus propios medios de comunicación y escolares) y de América Latina. Allá referida a lo que tenga que ver con la magia y el pensamiento medieval y acá con lo que tenga que ver con lo indígena y la naturaleza "distinta" o "diferente", en su choque con la "racionalidad" y visión de mundo judeo cristiana de los conquistadores europeos.
Sin embargo, la verdad es que la visión o comprensión del mundo del realismo mágico no viene, incluso, ni de las transcripciones que los encargados de la evangelización o intelectuales mestizos hicieron de las culturas indígenas (Zúmarraga, Boturini, Landa, Singüenza y Góngora, Ximénez, etc.). Y aunque su registro como forma literaria se considera inició con autores como Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier o Juan Rulfo, en realidad las primeras formas de esa cosmovisión y lectura de la realidad las encontramos en los testimonios de los primeros exploradores-conquistadores españoles que "descubrían", y aceptaban, como real (por la fuerza de la necesidad) lo que desde Europa sólo podría ser mágico: está el relato de la tortuosa travesía de Cabeza de Vaca, la crónica de la expedición de Pedro de Ursúa y Lope de Aguirre por Francisco Vázquez. Y hasta en ciertos momentos las propias Cartas de Relación de Cortés.
Recordemos que Cortés traía como libros de cabecera tanto El Príncipe de Maquiavelo como el Amadis de Gaula. En América a los conquistadores las gestas de las novelas medievales se les hicieron realidad, pero, por supuesto, de una manera diferente (basta recordar que toda una región se sigue llamando California). Carpentier incluso ya se lo adjudicaba a Colón y para complicar más las cosas, Rulfo decía que el sólo leía a los cronistas del siglo XVI, pero que la idea y el estilo ya estaba en Absalón, Absalón de William Faulkner.
LA DEA BUSCA UN MUERTO
Pero comenzamos el año de 2025 dándonos de cara con hechos cuya naturaleza sólo puede caber dentro del realismo mágico, protagonizado además por una agencia oficial del Imperio más racional de la historia: la DEA busca a un muerto.
Todo mundo, por una versión u otra, da por muerto a un personaje ya mitificado en vida como líder del actualmente más extendido, violento, mejor armado cártel de las drogas: el llamado Jalisco Nueva Generación. Una organización que lo mismo maneja recursos financieros y comercio en Europa y Estados Unidos, controla la cosecha y venta de aguacate y limón en Michoacán, que exige derecho de piso a las discotecas de Cancún y a los puestos de mercado de Acapulco. Con micronegocios en todo el centro del país, secuestra personas en Jalisco; y llega a organizar desfiles para mostrar su nivel de organización, cantidad de elementos y calidad de armamento. Existe, también, no olvidemos, la versión de que los propios carteles no son sino un mito creado para justificar el injerencismo imperial sobre los países latinoamericanos ( los carteles no existen de Oswaldo Zavala).
Resulta que la DEA, que ha intentado dos veces desestabilizar al país secuestrando capos para generar caos, como el del Culiacanazo, o la actual guerra por el secuestro del Mayo Zambada, dice que ya murió el Mencho y que el gobierno mexicano no lo quiere dar a conocer para evitar otra guerra entre narcos por la dirección del cartel mencionado. Y el periodista Ricardo Ravelo cuenta que, al preguntar a una de sus fuentes de la agencia, ésta le explicó que se montó un operativo de inteligencia tipo novela o película de espías, que es un guión más fabuloso que el de la película Emilia Pérez o un cuento de Rulfo. Según esto: oficialmente, la DEA montó un operativo para buscar a un muerto. Por supuesto comenzaron por revisar todos los panteones de Jalisco y Michoacán. Al no encontrar nada, ¿qué hicieron?
Fijaron un nuevo objetivo para confirmar la muerte del llamado Mencho. ¿Cuál fue éste? Su abuelita. ¿Y dónde, después de meses, la localizaron, la siguieron y la espiaron para encontrar su casa? En una procesión al santuario de San Juan de los Lagos. Y de ahí, entraron a su casa y descubrieron que la señora había apartado un cuarto para montar un altar con veladoras y flores; y que al cuarto le cambió la cerradura para que sólo ella pudiera entrar: esa es para la DEA la evidencia de que el Mencho está muerto. ¿Se pueden imaginar a un o una agente de la DEA infiltrándose en una procesión tradicional y ganándose la confianza de una anciana como para entrar a su casa y revisarla? ¿Y usar esto como evidencia de la muerte de una persona? ¿Y de ahí tratar de forzar al gobierno de México a declarar oficialmente la muerte del personaje para generar caos en el país? Bienvenidos al realismo mágico del siglo XXI que ahora es parte de una guerra informal o no convencional (leer a Arturo Escobar, Rita Segato y Achille Mbembe) para destruir un país. (Profesor e investigador universitario)