El Sigiloso Monstruo del Bullying

Con el regreso a clases, el acoso escolar despierta nuevamente, silencioso pero devastador.

Hace unos días los alumnos de educación básica regresaron a las aulas, y con ello despierta nuevamente de su letargo y con más hambre, la bestia del "bullying o acoso escolar"; el monstruo con cara de niño. El bullying ocurre cuando los niños o adolescentes son atormentados todo el tiempo por otros con mayor apariencia o poder, ya sea por su fuerza física o por su nivel socioeconómico. Desde hace varios lustros esta bestia ha dado de qué hablar en el mundo, siendo una mortífera quimera a la que no se le ha dado la importancia merecida y que la necesita debido a su gravedad. Nombrado así en 1989 por el psicólogo escandinavo Dan Olweus, a partir de estudios realizados en los años 70s sobre el suicidio de algunos adolescentes. 


El investigador descubrió que estos jóvenes habían sido víctimas de agresión física y emocional de parte de sus compañeros de escuela. Su publicación pionera en 1978, "Agresión en las escuelas: Bullyies y niños agresivos", señala tres características básicas: intencional, repetitivo y desequilibrado. La escuela es el escenario donde aprenden a convivir sujetos con diversas personalidades, por esto, es el lugar donde más resalta este problema, pero no es el único. El UNICEF reconoce que el bullying afecta por igual a niñas, niños y adolescentes, sin distinción de edad o nivel social; y causa un impacto a corto, mediano y largo plazo en su vida, ya sea como agresor, víctima o espectador. 


De acuerdo con el estudio de la ONG internacional Bullying sin Fronteras, realizado recientemente con el apoyo de 20 prestigiosas universidades del mundo, los casos de bullying en el planeta siguen aumentando: 6 de cada 10 niños sufren todos los días algún de tipo de acoso o ciberacoso. Esa práctica es causante directa de más de 200 mil muertes cada año, por homicidio, imprudencia o inducción al suicidio. El crecimiento de este flagelo es "pandémico y explosivo", en los últimos años el país más afectado es México, donde 7 de cada 10 niños y adolescentes lo sufren a diario, sumando más de 180 mil casos graves de bullying o ciberbullying. Le siguen Estados Unidos, China, España, Brasil y Argentina; pero el monstruo podría ser titánico, ya que de la mayoría de los casos no se enteran la escuela, la familia ni los padres irresponsable de la niña o niño agresor. Casi la tercera parte de todos los alumnos mexicanos dicen haberlo sufrido. 


Por su parte, 70% de los maestros señalan que hay intimidación y abuso verbal entre los mismos estudiantes, y el 60% reporta agresiones físicas. Esta apreciación tiende a ser minimizada por el propio alumno, negando ser víctima, agresor o testigo. Entre los adolescentes, a 8 de cada 10 le han hecho burlas o puesto apodos ofensivos; a la tercera parte los han amenazado o agredido físicamente, una proporción similar sufre rechazo o los han puesto en contra de sus compañeros y amigos, 1 de cada 4 recibe burlas por no tener celulares, laptops, tabletas, consolas o videojuegos modernos, y el 20% han sido obligados a hacer algo que no quieren. Ahora, considerando que estas nuevas generaciones pasan la mayor parte del día conectados a internet, 6 de cada 10 habrían sufrido ciberbullying; pero apenas 4 de cada 10 casos llegarían al conocimiento de los padres de las víctimas. Los medios más comunes para el ciberacoso son Facebook con 40% de los casos, seguido de WhatsApp y llamadas telefónicas con 20% cada una, Messenger e Instagram acumulan el 15%.


El bullying o acoso escolar tiene raíces en el ambiente que vivimos hoy, una sociedad empobrecida, viciada y violenta, donde a diario enfrente y alrededor nuestro, se presentan la muerte y los balazos, la delincuencia y la impunidad descaradas, el clandestinaje y la narcocultura como modos de vida; el internet, el entretenimiento y la música agresivos, vulgares y sexistas; y las falsas apariencias de poder, estatus y dinero; junto al abandono y la violencia física, verbal, psicológica, económica y hasta sexual, que viven muchos niños y adolescentes dentro de sus propias familias. ( drulin@datametrika.com/Investigador Titular, UJAT/Director General, Datametrika Co.)