América Latina, batallas por el poder político: problemas, caudillos, literatura y periodismo
LA POLÍTICA LATINOAMERICANA dio un vuelco a la izquierda (como siempre una izquierda muy diversa y a veces indefinible)
* Izquierda política: soberanía y globalización en América Latina.
* Novela del dictador: muerte impedida de la imaginación, ante la realidad.
* Literatura y periodismo: documentar excesos, registrar recesos
LA POLÍTICA LATINOAMERICANA dio un vuelco a la izquierda (como siempre una izquierda muy diversa y a veces indefinible); eso inquieta a la geopolítica de EEUU. Demasiados conflictos tienen los poderosos vecinos del norte, como para enfrentar sin inquietud el cambio de aires en el sur. Lo que, con toque peyorativo, Henry Kissinger llamó ‘patio trasero’, ahora está de recreo y –por lo que se ve en las urnas- no sonarán campanas para retornar a los dictados del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Son tiempos impredecibles, con altibajos de la izquierda latinoamericana a partir de una premisa: autonomía frente al poder del norte, en un contexto de globalización que requiere cooperación. Queda atrás la dependencia que la derecha latinoamericana trazó con ruta neoliberal. Son otros tiempos, con la soberanía como paradigma a recuperar.
Claro que hay una corriente que estima que las soberanías nacionales ya son imposibles en un mundo globalizado. Pero también nos enfrentamos a la redefinición de la interdependencia, porque hay otra impuesta que pretende condenar a todo el planeta a una catástrofe.
PROTECCIONISMOS CAMUFLADOS
EN DIFERENTES países de la región, los problemas son dramáticos. Lo que plantean algunos politólogos es si tales problemas se acentuaron por el declive de la derecha o por el ascenso de la izquierda. ¿En esta hipótesis entra la pandemia? Misterio. Además, el factor tiempo corre en contra de la derecha que gobernó y lo que suena lógico es el viraje hacia la izquierda por ineptitud y corrupción de los gobiernos de derecha. Aclaro al lector la simplificación izquierda-derecha para fines de esta columna, pero sabemos que la realidad es mucho más compleja.
Lo cierto es que hay otra hipótesis que inquieta a Washington: el cambio de perspectiva para abordar problemas. La perspectiva soberanista llega a foros internacionales, como ocurrió en la Cumbre de las Américas.
Por otro lado, la política de América Latina tiene aroma de realismo mágico y no pocas veces de realismo trágico. Ningún novelista anticipó en su crudeza crímenes tan brutales como Ayotzinapa, el desabasto en Venezuela, la macro devaluación en Argentina, la violación de derechos civiles en Nicaragua, o juicios políticos a Presidentes como sucedió en Brasil, Argentina, Honduras, Perú y Guatemala. Tampoco se contaron con ‘clave de izquierda’ los relevos de gobierno en Bolivia, Uruguay, México, Ecuador y Colombia.
Esto no gustó a las empresas transnacionales que vieron recortadas sus ganancias y que instalan, donde pueden, paneles de controversias por “políticas proteccionistas de países que son miembros de la Organización de Estados Americanos”. En los ochenta y noventa muy activos movimientos civiles denunciaron los tratados para establecer bloques comerciales como mecanismos proteccionistas de los países poderosos (llamados “más desarrollados”). Buscaban, se dijo entonces, asegurarse el abasto de materias primas y mano de obra barata.
Si me permite el amable lector, ante el choque de las realidades e intereses, quisiera ocuparme de esa otra narrativa que permanece por encima de la propaganda que oculta ambiciones individuales o de grupo disfrazándolas de preocupación por lo colectivo. Es la batalla ideológica entre el modelo neoliberal y las vías alternas contra el saqueo.
Paréntesis: recordemos que en Tabasco el llamado modelo neoliberal llegó con un poco de retraso, allá por los años 1992-1993. El movimiento de López Obrador se opuso y denunció las “desincorporaciones” y venta de los activos del pueblo tabasqueño. Desde Palacio Nacional despachaba Carlos Salinas de Gortari y en el trópico se desmantelaba el modelo iniciado por la administración de Enrique González Pedrero.
FICCIONES DEL HOMBRE FUERTE
Hubo un tiempo paradójico de bonanza literaria y dominio político de la derecha, cuando los problemas nacionales eran anticipados por ficciones que problematizaban la realidad. Si volvemos la vista atrás, se pueden crear anticuerpos para el autoritarismo.
Precisamente González Pedrero, dedicó más de dos décadas de su labor como historiador y escritor para entregar tres documentados tomos sobre lo que fue el sello de una dictadura disfrazada y que sigue como una sombra sobre nuestro México: “El país de un solo hombre: el México de Santa Ana”. Poco antes, Enrique Serna había novelado la vida y milagros de Antonio López de Santa Ana en “El seductor de la patria” (1999), tomado el calificativo de la obra de Enrique Krauze “Siglo de caudillos”.
Comentamos en otra ocasión que Latinoamérica produjo la novela del dictador, ese caudillo que se alimenta de complicidad, poder y muerte. Esa otra expresión del crimen organizado. La recreación comenzó en España con “Tirano Banderas” (1926), de Ramón Valle Inclán, y fue premonitorio que la trama se desarrollara en el pueblo sudamericano Santa Fe de Tierra Firme. Ya pintaba la región para ser tierra de dictadores con crítica imaginativa desde la novela. Y en México el país de un solo hombre vuelto el país de un solo partido, “la dictadura” perfecta de la que habló Vargas Llosa. Volveremos al tema…(vmsamano@hotmail.com)