Acompáñenme a leer una parte de esta vida...
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El fallecimiento de uno de los iconos culturales de México, la actriz sonorense Silvia Pinal (SP), resuena en el remanente de una generación que fue testigo de la transición de varios Méxicos. Su primera pasión fue la ópera pero mudó su vocación hacia el arte dramático; estudió en el INBA, conoció a Carlos Pellicer, Salvador Novo, Javier Villaurrutia, para debutar en el teatro Rafael Banquells. En cine comienza con el filme La Bamba (1949), de Miguel Contreras. SP Fue un caso atípico en su generación, al igual que María Félix y del Río.
Ella, SP, llevaba sus decisiones sobre sí, pero alejada del clásico Star system. Intentó ser autónoma; abrazó la modernidad cultural, creó un perfil político único en personajes que la consolidaron en el imaginario de una generación alternativa, dando representación a diversas mujeres: en necesidad, empíricas, libertinas, cínicas, ladronas, espías, caracterizaciones que, en esa época, pocos habrían aceptado. Recogió y reconstruyó personajes de diferentes estratos sociales dotando, hasta cierto punto, a sus caracterizaciones de una sociología de lo/a popular, de lo rural y del arrabal a las mansiones, de lo conservador a la moral popular moderna. Cortes de cabello cortos, tintes de color blondo, su cine mostraba un México que se construía en paralelo de lo rural, lo obrero, lo charro y lo moderno, mostrando otra política/cultura no contada.
Llega SP a Cannes primero con el filme "Un extraño en la escalera" (1955), para después ganar la Palma de Oro a con "Viridiana" (Buñuel 1961), un filme donde se consolida como actriz, dando un giro de primer nivel a su vida. En España, la recepción de Buñuel, Silvia Pinal y su esposo como productor de "Viridiana", marcarían un hito artístico, político y cultural. Criticados duramente por la prensa mexicana y, por el régimen de Francisco Franco que después censuró el filme. En Cannes los premios ya habían sido dados y la crítica reconsideró el orden de categorías, declinó a por "Viridiana" y ganó la Palma de Oro. Una de las copias del Filme sobrevivió gracias a SP.
Abrazó la modernidad, se dio paso a la televisión, acción que reconfiguró la percepción cultural de todo un país pues, si el cine era impositivo e irrepetible sobre el espacio simbólico-semántico, la televisión permitía una continuidad dialogal subjetivizante; la TV entraba en los hogares o en las calles, dormía y se desvelaba, estaba allí para cuando uno necesitara ser dialogado. Esa dinámica permitía que el sistema estereotípico cultural se conociera desde lo cotidiano a lo íntimo en la mexicanidad naciente.
En este contexto de convulsiones económico-culturales, los límites de esa modernidad no se sabía en qué dinámicas se constreñían; lo sacro y lo profano en la población había perdido su contorno. SP fue retratada por Diego Rivera y se acercó a la política como diputada en los 90s y, esta previsión política me interesa pues definió a millones de generaciones sin posiblemente comprender el poder simbólico de una de sus últimas participaciones en la aculturación de México que, entre 1984 a 2007, todo el país fue, poco a poco enculturado, aculturado desde diferentes procesos endopedagógicos. Yo considero que hubo un tiempo donde diversos micro rituales existieron sin ser percibidos. Uno de ellos se configuraba cuando se desayunaba, comía, almorzaba o cenaba en familia junto al televisor. La modernidad se comprendía desde este objeto (TV) y su historia contra toda filosofía neoliberal, seguía existiendo pese a la caída del muro de Berlín.
Comprendiendo que una de las múltiples funciones del ritual es dar un sentido de realidad sobre lo simbólico y contribuir a la cohesión simbólico-cultural; pienso que un micro ritual comunica valores e imperativos a la sociedad-grupo por medio del performance cultural o sistema operante. El programa de SP "Mujer Casos de la Vida Real" (MCDLVR) plasmó esa función. La modernidad que incumplió muchas promesas, se tradujo en padres que, o no sabían o no podían, consumar la promesa de la meritocracia y la educación en valores. MCDLVR contribuyó desde mi análisis a una endopedagogía que reforzó valores y nutrió a miles de millones de generaciones que, expuestos a este proyecto cultural en formato de TV, convivieron con éste. No hubo tema cultural, jurídico o político que no haya sido descrito desde el sistema televisivo mexicano. La mayoría de los mexicanos reflexionaron de alguna forma, algún tipo de introyección sobre los episodios que retrataron una modernidad y democracia que pocos vivieron y que coincidió a con el comienzo del declive de natalidad que hoy ya se percibe.
A diferencia de otras divas ella, SP, jamás aceptó tal estereotipo; desde el principio quiso definirse como dueña de sí. Retratada por Diego Rivera y otros artistas plásticos, se reinventó en cada etapa de la modernidad denotando que incluso en la política era mejor crear alianzas que vivir desde el ego de pretenderse la diva; tal vez previendo que un día, en su última despedida fuese la población esa que, en sus comienzos cómicos con Tin tan, la recibieron cálidamente. La muerte es el último espejo que nos mostrará aquello que ofrecimos en vida.