Actores públicos y transición del poder; trinchera judicial y nuevas reglas

Tras el liderazgo fundacional de AMLO, Claudia Sheinbaum deberá consolidar e institucionalizar el nuevo régimen político

Introducción: nuevo régimen y relaciones entre poderes

El libro Liderazgo presidencial y tiempo político del investigador Stephen Skowronek (2008) contiene una idea que explica el momento mexicano de transición del poder: hay presidentes que cambian las reglas del juego político.  

Siguiendo a Skowronek y a la analista Blanca Heredia, el periodista Jacques Coste afirmó: “Andrés Manuel López Obrador fue un presidente fundacional: inauguró una nueva era en el sistema político mexicano. Por su parte, Claudia Sheinbaum tendrá que administrar e institucionalizar las reglas formales e informales del nuevo régimen político. De este proceso dependerá, en buena medida, el futuro de México”. Ese futuro se construye en septiembre, último mes de AMLO Presidente. El cambio de reglas se vive con intensidad en el Poder Judicial, última trinchera institucional ante el poderío hegemónico de MORENA y aliados.

Visto su funcionamiento, al Poder Judicial lo atraviesan intereses económicos y políticos; en ese panorama, la reforma promovida por AMLO y la 4T pasó la prueba de las urnas y tiene objetivo claro: democratizar el poder judicial. “Hay que separar el poder económico del poder judicial”, advirtió Sheinbaum. Partidos de oposición y ministros claman que con la reforma judicial –que incluye voto popular para elegir jueces- llegará el autoritarismo. ¿Cómo entender este pulso institucional?, ¿cambio de reglas, democrático o autoritario? Hay que ver de dónde venimos y qué ha hecho el Poder Judicial para ‘merecer’ esa sacudida. La reforma judicial ya fue aprobada en lo general por la cámara de diputados (03-04/9/2024).       

I

Presidencialismo, legitimidad y ¿gerencia judicial?

La oposición política habla de ‘defender la independencia del poder judicial’. El presidencialismo contemporáneo muestra que no hay tal. Un teléfono rojo fue línea directa de Los Pinos a la Corte. La afinidad política marcaba rumbo.

Fue en el sexenio de AMLO que ministros y jueces recordaron la independencia judicial. Hubo choque entre el nuevo gobierno y las élites que se refugiaron en el Poder Judicial.

AMLO, con legitimidad democrática, sacudió el árbol. Plantea Jacques Coste: “López Obrador instituyó nuevas reglas, dinámicas, mecanismos y herramientas para ejercer el liderazgo presidencial y para manejar las relaciones del Poder Ejecutivo con el Legislativo, el Judicial y otros poderes fácticos del país, como los empresarios, los gobernadores, los partidos de oposición e incluso el crimen organizado”. Luego sitúa un problema a futuro: “Sheinbaum enfrenta el enorme reto de institucionalizar y consolidar las reglas, los límites y los contornos del nuevo régimen político. Y aquí empiezan los problemas”.

Hay quienes piensan que con la 4T se retornará a los años dorados del PRI.  Esa hipótesis olvida las tensiones económicas que se insinúan con las reformas de la izquierda en el gobierno. También, y esto lo tendrá que construir la Presidenta Sheinbaum y su equipo, “Morena no cuenta con los mecanismos de representación corporativa y de inclusión de amplios sectores de la población que tenía el PRI”. Falta la modernización de los sindicatos.  

La 4T con Sheinbaum tiene poder institucional y legitimidad, aunque no tendrá “al estilo PRI” herramientas de negociación con incumplimiento de la ley.  Más delicado aún: la 4T no tiene el control territorial del país, pues el crimen organizado mete su cuchara en ciudades y poblados. ¿Tendrá Morena la habilidad negociadora del antiguo PRI? La necesita por pedigrí democrático, porque la represión no está en su ADN. El PRI reprimía, cuando no convencía.

El futuro es incierto, por amarres antes cantados y ahora en suspenso. Sin embargo, es indicio democrático.  

II

Andanzas del poder judicial        

En diciembre de 2023 se realizó una cena entre la Ministra Presidenta de la Suprema Corte de Justicia, Norma Piña, y el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno. Esto se supo en el 2024 electoral y nadie que defiende la independencia del Poder Judicial ofreció explicaciones. Los involucrados, menos. Es conocido que Piña milita en el bando anti4T.

    Más interesante es el caso de Margarita Ríos Farjat, ministra que fue propuesta por AMLO en 2019. El periodista Ricardo Peralta (4/9/2024) plantea que “Farjat, sin tener antecedentes o méritos en la carrera judicial, logró escalar como parte de un acuerdo político”. Farjat votó en contra de la Ley de la Industria Eléctrica que recuperaría para México soberanía energética. Escribe Peralta: “la Ministra Farjat es quien ha votado en mayor número de ocasiones en sentido contrario a las iniciativas de ley del Presidente López Obrador”. ¿Hubo libertad? Sí.  

Lo que no hay es decoro: se acreditó (vía conversaciones por whats apps) la relación entre la periodista Lourdes Mendoza y la Ministra Ríos Farjat, por textos periodísticos sobre la reforma judicial. Mendoza solicita el visto bueno a Farjat para el contenido que se publicó en El Universal. Existe, dice Ricardo Peralta, una “narrativa política que viene del propio seno de la Corte, distrayéndose de la única función que tienen que es administrar justicia”.  Mientras tanto, se desarrollan acciones para torpedear la administración de AMLO.

El contrapeso del poder judicial es la última trinchera frente a la hegemonía 4T. Lo negativo es que apela a vicios autoritarios. (TERCERA DE CINCO PARTES)