OPINIÓN

Plano tangente
10/03/2025

De la planta a la medicina

"Le enjuagaba las mejillas con agua de candelillas, que dicen que es milagrosa, mas se deshojó la rosa."

Violeta Parra

El sector agrícola y sus industrias relacionadas constituyen la columna vertebral de muchas economías, especialmente en los países en desarrollo. Dentro de este sector, el cultivo de plantas medicinales ha ganado una atención significativa. México, con su diversidad climática y geográfica, alberga una amplia variedad de plantas medicinales con una potencial participación estratégica en el desarrollo sostenible. Su contribución abarca el crecimiento económico, la conservación del medio ambiente, la mejora de la salud pública, la generación de empleo, la seguridad alimentaria y la preservación de los recursos genéticos. Este impacto multifacético ha elevado su importancia tanto a nivel nacional como internacional, especialmente por su papel en la producción de fármacos.

En diversas regiones del mundo, la medicina tradicional sigue siendo fundamental. En África, hasta el 80% de la población la utiliza para su atención médica, mientras que en Asia y América Latina su uso persiste debido a factores históricos y creencias culturales. En México, aproximadamente el 90% de la población ha empleado al menos una vez plantas medicinales como parte de la medicina tradicional. Esta cifra, respaldada por estudios de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), resalta la relevancia de la herbolaria en el país. México ocupa el segundo lugar mundial en biodiversidad de plantas medicinales, con aproximadamente 4,500 especies, lo que refuerza y explica la presencia cultural y cotidiana de estas prácticas.

Muchas plantas medicinales se recolectan de forma silvestre o en jardines domésticos y hábitats naturales cercanos, en lugar de cultivarse con ese propósito. Su identificación en campo se basa en características como hojas, flores, frutos y semillas, empleando claves taxonómicas en manuales especializados. No obstante, el uso de estos métodos puede representar un desafío para quienes no están familiarizados con la terminología botánica, lo que puede llevar a errores en la identificación. La confusión en la determinación de especies puede resultar en la recolección errónea de plantas, lo que a su vez puede provocar contaminación y adulteración de productos medicinales. De hecho, la identificación incorrecta de especies es una de las principales causas de contaminación en plantas medicinales recolectadas de forma silvestre, y representa un riesgo para la salud humana.

Actualmente, las medicinas herbarias tienen una gran demanda y su comercialización sigue en aumento, en parte debido a la percepción de que carecen de efectos adversos. Sin embargo, la fabricación, prescripción y uso de estas plantas aún no están regulados de manera adecuada. La falta de información detallada sobre métodos de preparación, extracción, composición y toxicidad es una de las principales preocupaciones. Asimismo, no existe una distinción clara entre las dosis terapéuticas y tóxicas de muchos productos botánicos. Ante esta incertidumbre, organismos de salud y comunidades científicas promueven investigaciones para abordar las deficiencias en el conocimiento sobre plantas medicinales y sus posibles toxicidades.

Un análisis global revela que aproximadamente 6,000 productos herbales se comercializan en 37 países, y el 27% de ellos contienen aditivos, contaminantes o sustitutos no declarados que pueden resultar nocivos para la salud humana (Ichim, 2019). En términos de toxicidad orgánica, se ha identificado que el 50% de los extractos de plantas analizados tienen efectos hepatotóxicos, el 30% son nefrotóxicos y el 15% son cardiotóxicos. Además, en muchos casos no se dispone de información suficiente sobre las dosis terapéuticas efectivas, lo que impide determinar con precisión el índice terapéutico de estos productos.

Uno de los ejemplos más discutidos sobre toxicidad en extractos de plantas se da en el té verde, debido a su gran mercado y alto consumo. Se ha promocionado como un agente para la reducción de peso por sus efectos antiobesidad en estudios preclínicos. No obstante, varios informes han señalado casos de hepatotoxicidad tras el consumo de extractos concentrados de té verde. En estudios preclínicos, el análisis del hígado mostró infiltración de células inflamatorias y necrosis multifocal, lo que evidencia un daño hepático significativo.

El hígado es el principal órgano de metabolismo y biotransformación de fármacos, lo que lo hace particularmente vulnerable a los efectos tóxicos de ciertos fitoextractos. Por ello, se recomienda evaluar el impacto de los extractos de plantas en la función hepática mediante estudios en microsomas hepáticos humanos y modelos animales adecuados para investigar interacciones entre hierbas y fármacos.

Las plantas medicinales son una herramienta con mucho futuro y uno de los regalos más nobles de la naturaleza, pero no así solas. La reflexión no es ni confiar ciegamente en la herbolaria ni desacreditarla de inmediato. Es un punto medio que requiere conocer qué estamos tomando, en qué dosis es útil y seguro y cómo reaccionan distintas personas, diferentes en su genética y en su ambiente. El conocimiento tradicional es útil y valioso justamente porque nos da indicios muy fuertes de "dónde" están esas plantas medicinales que luego hay que investigar. Y con la creciente popularidad de la medicina naturista, esto es aún más urgente. Mientras no sea así, el uso de plantas medicinales continúa siendo una práctica que entraña riesgos; casi un volado.

jorgequirozcasanova@gmail.com





DEJA UN COMENTARIO