Cuaderno de notas
Cartografía y periodismo (segunda parte)
Cuando terminé de leer la obra de José Reveles me puse a pensar en que no hay texto grande ni pequeño en un libro. Todos están tejidos el uno con el otro en la historia que se presenta, sin importar si leemos lo que ocurrió primero en 2009 y luego lo acontecido en 1989.
Reveles, además de la crónica y el reportaje, hace uso de la opinión y de la primera persona, que no debe entenderse como en aquellos textos de la banalización del yo. La primera persona en Reveles está justificada y la usa con recursos estilísticos que le imprimen un sello personal al texto e investigación que narra en el libro.
Al escribir estas palabras reviso mi Cuaderno de notas para preguntarme, después de todo, qué es o qué significa el libroMirando a los ojos de la muerte de José Reveles y publicado por el Fondo de Cultura Económica en coedición con la Universidad Iberoamericana. Transcribo: "es un libro histórico que podría comunicarse con otros discursos. Pero es más la cartografía del crimen, de la violencia en México". Es el mapa no oficial de nuestro país, cuyo gobierno es una pala que intenta cubrirlo todo. Ante esta pala aparecen otros picos empleados por periodistas para ir abriendo huecos y mostrar un poco luz en esa búsqueda de saber qué pasó con los secuestrados, desaparecidos y muertos que suman miles.
En este sentido, el periodista mexicano se abre paso con sus escritos, con las preguntas, pero también con sus productos audiovisuales (videos y documentales). Pienso, en este momento, en que una pregunta hecha por un periodista cambia todo y alumbra un camino. Estoy pensando en los trabajos de Alejandro Almazán, Diego Osorno, Daniela Pastrana, Nayeli Roldán, Daniel Lizárraga y Marcela Turati; en los reportajes que investigan y publican los miembros de la Red de Periodistas de a Pie, en las Unidades de Investigación, en los Organismos y Fundaciones, en Río Doce, en Animal Político, entre otros más. Menciono algunos casos, más no son los únicos.
En Mirando a los ojos de la muerte yace un cartógrafo de este país desde el periodismo: José Reveles, un delineante del oficio. ¿Qué me lleva a decirlo? Que producto de la investigación, la talacha reporteril y el atino al redactar las historias, lo ponen en la primera fila de los periodistas que dejarán una obra para su análisis entre las generaciones de jóvenes.
No olvido los dos ladrillos teóricos que puse al comienzo (en la primera parte publicada el pasado lunes en Diario Presente) para respaldar mis dichos. El propio Reveles fundamenta la obra a través de diferentes fuentes de información: expertos, expedientes, entrevistas, informes, libros, portavoces, periódicos, testimonios. Lo hace, además, por medio del desplazamiento reporteril que es de vital importancia en la investigación. Incluso el lector al desplazar su mirada por la obra de Reveles podrá estacionarse o detenerse en un lugar conocido: México. Un país que no ha cambiado con los años, sino que ha empeorado porque cada día hay más desapariciones, secuestros y asesinatos. Debe ser difícil para los escritores de ficción escribir cuentos y novelas del crimen cuando todo nuestro alrededor es espeluznante ¿Cómo superar en la ficción lo que ya está rebasado por aquello que llamamos realidad? Es complejo. El periodismo bordea y se aproxima a estos hechos sangrientos para que, con rigor, se intente explicar lo que ahí ha ocurrido.
El periodismo no tiene como afán hacer una apología del crimen sino el de mostrar enfoques o perspectivas para que lector-ciudadano se aproxime a comprender la complejidad de los hechos. Tarea nada fácil. En los textos de Reveles la mirada fría está presente en los datos, en los detalles y en el Cruzamiento de datos, punto del que he estado hablando desde un principio; que se traduce en no caer de bruces ante el deseo de publicar, antes que otros, aquello que nos dará fama reporteril. Lo que importa es que el dato sea congelado (puesto en cuarentena) por el periodista, y a su vez verificado, para seguir la pista de la investigación.
¿Cuáles temas están en el libro? Los carteles de la droga, la escisiones entre estos grupos de criminales, el rol nefasto de los gobiernos en su intento de erradicarlos y tomar partido, la corrupción en los cuerpos policíacos y sus nexos con los criminales; los civiles muertos, los periodistas asesinados, las muertes de alcaldes, el tráfico de la droga en autobuses, la desaparición forzada (Caso Ayotzinapa), los discursos políticos y el fracaso institucional, la migración y la muerte, el caso Colombia (Los falsos positivos) comparado al caso mexicano, la traición entre miembros del gabinete y el ascenso de los más listos.
Escribí tres textos para referirme a esta obra: El primero sobre el mismo libro. Lo rayé, lo comenté a cada momento. El segundo, sobre hojas blancas que me sirvieron como borrador, y el tercero, es este. En nada se parecen los tres. Son tres lecturas con enfoques distintos; así debe ser el proceso lector y más cuando se transita por la relectura. Ustedes, cuando lean la obra, comprenderán a qué me refiero. Estamos ante un ejemplo claro de cómo hacer periodismo de investigación. Digo esto basándome en la lectura de esta obra y de otras más de José Reveles, a quien leí —hace años— en la revista Proceso.
Mirando a los ojos de la muerte es para analizarse en un seminario de periodismo. Vale el esfuerzo revisar la obra en las canteras de periodistas y ver, de cerca, el ejercicio a través de la crónica y el reportaje. Aquí dejo mis ladrillos teóricos iniciales y este otro de José Reveles para seguir conversando el periodismo que seguirá siendo útil en nuestro país, en nuestro continente, y en nuestras vidas.
@Librodemar