Las seis refinerías de México abandonadas por los neoliberales
El presidente Andrés Manuel y su gobierno de la 4T, desde un inicio de su gestión, vienen trabajando en un amplio programa de inversión
Con entusiasmo comentamos en nuestra colaboración anterior los logros que empieza a tener México, el gobierno de la 4T, con la refinería Deer Park que, a pesar de las críticas de la oposición por su compra, ya procesa hoy 310 mil barriles diarios. Y es una refinería comprada sin endeudar a México.
Hablamos también sobre la Refinería Olmeca que, a pesar de los malos augurios de la oposición, ha sido construida en el tiempo prometido por el presidente de la República y no costó 24 mil millones de dólares como pronosticó el Instituto Mexicano del Petróleo. Según fuentes autorizadas, el costo real será de 12 mil 500 millones de dólares. Si bien el costo de construcción programado inicialmente para esta refinería era 8 mil 900 millones de dólares y fue rebasado por su costo final; tampoco llegó a la cifra de 24 mil millones pronosticada por el Instituto Mexicano del Petróleo, ni se tardó los cinco años que este organismo predijo. Además, como todas las obras de la 4T, se construyó sin dinero prestado.
Con los 310 mil barriles diarios que procese la Deer Park y los 340 mil que procesará la Olmeca de Dos Bocas, México irá logrando su autonomía energética en ese ramo. Sin embargo, con indignación vemos que las seis petroquímicas que fueran orgullo de nuestro país en otros tiempos, los gobiernos neoliberales del PRIAN las dejaron en el total abandono.
La refinería de Ciudad Madero, construida en 1914, fue propiedad de la compañía inglesa El Águila, filial de la Pearson Oil. Con la expropiación petrolera de 1938, realizada por el gobierno de don Lázaro Cárdenas, la refinería pasó a manos de PEMEX. Esta refinería tuvo en sus inicios una capacidad de procesar 26 mil barriles diarios y luego alcanzó a tener una capacidad de procesar 190 mil barriles diarios. La política de abandono de las refinerías de los gobiernos neoliberales, de Calderón y Peña, la dejaron produciendo la cifra ridícula de 26 barriles diarios.
Construida por el gobierno de Miguel Alemán en 1950, la refinería de Salamanca, Guanajuato fue la segunda en construirse en México. Tuvo una capacidad inicial de procesar 30 mil barriles diarios y llegó a alcanzar una capacidad de 220 mil; pero como en todas las demás refinerías, con el neoliberalismo su producción vino a menos. Aquí se inició la práctica nefasta del huachicol.
La refinería de Minatitlán o Lázaro Cárdenas del Río, en verdad no fue construida en 1956 como señalan algunas fuentes hoy. Fue construida en 1906 y perteneció también a la compañía inglesa El Águila, pero sí fue remodelada y modernizada en 1956. Inicialmente tuvo una capacidad para procesar 50 mil barriles diarios y hoy tiene una capacidad para refinar 285 mil barriles al día. Sin embargo, como hizo con las demás refinerías, Peña Nieto también la abandonó: de llegar a ser la refinería más grande de América Latina, el presidente del copetito la dejó trabajando a menos del 10 por ciento de su capacidad instalada.
La refinería de Tula Hidalgo se inauguró en 1938, año de la expropiación petrolera. Inicialmente tuvo una capacidad para refinar 150 mil barriles diarios y tiene una capacidad para 315 mil barriles, pero el gobierno neoliberal de Peña la dejó trabajando a menos del 50 por ciento de su capacidad.
También en Tula, Hidalgo, Felipe Calderón anunció la construcción de la refinería Bicentenario. Con un fervor nacionalista que superaba la vehemencia y la emoción de los discursos de un Fidel Castro en sus mejores tiempos de revolucionario, en el 2008 Calderón anunció la construcción de una refinería que nunca se construyó. De esa ocurrencia, sólo quedó una barda abandonada que costó al país 620 millones de dólares, 700 hectáreas abandonadas y 300 campesinos sin tierra.
En 1979, en Cadereyta, Nuevo León, se construyó la refinería Héctor R. Lara y fue inaugurada un 18 de marzo por razones obvias. En sus inicios esa refinería tuvo la capacidad de procesar 100 mil barriles diarios y hoy tiene la capacidad para refinar cerca de 275 mil barriles al día. Además de combustibles, abastece a todos los Estados del Norte de la República de una serie de derivados del petróleo crudo.
En Salina Cruz, Oaxaca en 1979 se fundó la última refinería en el país. Llamada Ingeniero Antonio Dovalí Jaime, esta refinería en sus inicios tuvo una capacidad para procesar 165 mil barriles y hoy tiene una capacidad para 330 mil. Sin embargo, sólo procesa 238 mil barriles.
Debido a la imposición de los Estados Unidos de no permitir a los neoliberales del PRIAN, construir nuevas refinerías, desde entonces no se construía ninguna. Por el contrario, esos neoliberales, con una conducta servil, propia de un lacayo subordinado, fueron dejando en el abandono a las refinerías de México y destinar al país a comprar gasolina en el extranjero. ¿Qué les parece?, los traidores de México aprovechan todos los frentes para apuñalar a su propio país.
El presidente Andrés Manuel y su gobierno de la 4T, desde un inicio de su gestión, vienen trabajando en un amplio programa de inversión para echar a andar a toda su capacidad a esas seis petroquímicas. Pronto veremos los resultados. (Catedrático e investigador de la UJAT)