La revolución de noviembre

Aliciente para la actividad cultural fue el reemplazo en las administraciones públicas en octubre de 2024, principalmente en la estatal. Los nuevos encargados de la cultura en el Estado llegaron con toda la actitud para reactivar las carteleras luego de que Ramiro Goicochea se haya caracterizado por una agenda de gravedad cero. Afortunadamente, la renovación de poderes detuvo la caída libre en que iba la Secretaría de Cultura, sus diferentes unidades operativas, recintos culturales y escuelas de formación artística. Y se salvó lo que se pudo. Un mes se dieron los nuevos funcionarios para hacer un diagnóstico breve y empezar a oxigenar la cultura que ya parecía pez boqueante fuera del agua.  No había tiempo para lamentaciones ni estaban las condiciones para repartir culpas, pero todas apuntan al que ya leyeron arriba. De modo que desde los primeros días de noviembre las diferentes unidades de la Secretaría de Cultura cobraron vida y despertaron la alegría de agentes culturales y el público en general.

            Por su parte, el Ayuntamiento de Centro tuvo continuidad en su política cultural que, desde hace tres años, desarrolla exitosamente Yolanda Osuna Huerta, quien resultó relecta para un periodo más. En un artículo anterior mencioné que si en la primera administración morenista la Secretaría de Cultura tuvo vida fue gracias al empuje de Osuna Huerta. Lo que sea de cada quien. Habrá que reconocer también el trabajo de Luis Alberto Acopa, quien fungía como subsecretario de Cultura y posteriormente se integró al equipo de la DECUR. Este equipo de agentes culturales continúa y en él se reconocen a otros tanto como Sara Alicia Priego.  Con su llegada de esta tríada a la alcaldía atestiguamos cómo la actividad cultural en Villahermosa y otras localidades ha tenido auge mientras feneció la que debió haber hecho el Estado, porque el responsable elegido no era de la talla adecuada.

            A las dos carteleras, la estatal y la municipal, se le unieron otras ofertas provenientes de escuelas de educación básica, como la secundaria de Bosque de Saloya, las de media superior, tecnológicos y universidades de Tabasco, con motivo de conmemorar diferentes efemérides de noviembre referidos a episodios históricos o biográficos.

            Mención aparte merecen el Colectivo Tabasco, el cual se lució con llevar a cabo en dos sedes simultáneas (Villahermosa y Cunduacán) una extensión del 17mo Encuentro de Poesía Max Rojas, un verdadero festival independiente de la libertad creadora, donde tuvieron voz y micrófono tanto creadores con trayectoria como amantes de las letras de todas las edades. La otra mención es para el Centro de Difusión y Rescate de la Cultura Olmeca, asociación civil presidida por el oftalmólogo Feliciano Wong Ortiz, que tuvo a bien cerrar el mes con broche de oro, al rendir un homenaje al profesor Rodolfo Lara Lagunas, bajo el nombre de "En vida, profe, en vida".

Noviembre fue un mes alegre e intenso. No sólo sabemos que se aproxima el momento de cerrar e iniciar otro año. Noviembre es un mes rico en festividades. Baste consultar un calendario para recordar, por ejemplo, a los muertos, el libro, el músico, la diabetes, la gastronomía mexicana, la no violencia contra la mujer, el nacimiento o deceso de escritores como Sor Juana Inés de la Cruz, Carlos Fuentes, José Gorostiza, Josefina Vicens, Teodosio García Ruiz, Mario de Lille. A esto hay que agregarle el buen fin y el adelanto del aguinaldo.

 A este boom cultural en Tabasco es a lo que llamo la revolución de noviembre. Enhorabuena.

Postdata.

 Si bien Villahermosa es la capital y bien merece tener su propia cartelera cultural, a la par que la del Estado, Centro no deja de ser municipio y de llamar la atención el interés que tiene Osuna Huerta para ejercer un presupuesto destinado a garantizar el derecho humano de acceso a la cultura. Cabe la pregunta, ante el gran ejemplo de Centro, ¿qué están haciendo los demás alcaldes de Tabasco y sus direcciones de cultura y recreación?