LA LEY JUÁREZ
INICIÓ DE LA SUPRESIÓN DE LOS FUEROS
AL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN DE AYUTLA
- Juan Álvarez asumió la Presidencia el 4 de noviembre de 1855, nombrando a Benito Juárez secretario de Justicia, Negocios Eclesiásticos e Instrucción Pública, y 20 días después, Juárez promulga la Ley sobre Administración de Justicia y Orgánica de los Tribunales de la Nación, del Distrito y Territorios, también conocida como Ley Juárez, y primera de las Leyes de Reforma.
Esta Ley suprime fueros eclesiástico y militares sometiendo a religiosos y castrenses a tribunales civiles, pero Comonfort convenció al pusilánime Presidente Álvarez de obrar con prudencia y la rasuraron conservando los fueros religiosos y militares para asuntos penales.
No obstante, el arzobispo de México José Lázaro de la Garza y todos los obispos incluidos el de Puebla, Pelagio Labastida y Dávalos, protestaron y convocaron a la rebelión.
- Seis meses después, el 25 de junio de 1856 se promulga la llamada Ley Lerdo, de desamortización de los bienes del clero, que llevó al climax las protestas y la intervención del Vaticano con la protesta y condena del papa Pio IX, alegando "derecho divino", la creación del Plan de Tacubaya y la sangrienta guerra de tres años en que finalmente liberales improvisados como militares derrotaron definitivamente a los de carrera pagados por el clero, después de que el constituyente de 1857 confirmó la Ley Juárez y la Ley Lerdo.
Pero el clero y los traidores mexicanos no aceptaron su derrota. Conservadores y el mismo Pelagio Labastida y Dávalos fueron a Francia y a Miramar a hincarse ante Napoleón III y ante Maximiliano para implorar la intervención extranjera y que viniera un príncipe extranjero a gobernarnos.
Y México fue sometido a otra devastadora y sangrienta guerra guerra de intervención de cinco años, tras la cual se restableció la república y su restaurador Benito Juárez fue declarado "Benemérito de las Américas" por algunos congresos y gobiernos extranjeros.
- El mismo clero y los mismos traidores conservadores, son los mismos de hoy, que constituyen la actual felona quinta columna, que celebran y aplauden las injerencistas declaraciones del metiche embajador de Estados Unidos, altaneras, groseras, interviniendo en nuestros asuntos internos y violando nuestra soberanía. Pero a estos malos mexicanos, que en el fondo odian a México, hay que recordarles el Código Penal Federal que en sus Artículos 123 al 126 define los actos que constituyen el delito de traición a la patria.