Insaciable canibalismo
La Clase Política está en todo, menos en la gestión de Gobierno
La Clase Política está en todo, menos en la gestión de Gobierno, Administrativa ni Legislativa, detonantes ambas en el Bien Común entre el Colectivo Social que por lo contrario cada vez se abruma con las mismas problemáticas y carencias ancestrales, sin que haya una solución estructural reflejada en una real calidad de vida. El imaginario, pensamiento, las acciones y los dichos de los Actores Públicos tienen la mira en la ambición por competir en las Elecciones del 2 de junio de 2024.
Desde luego que en lo absoluto no se descube el hilo negro, pero sí el común denominador a la altura del tercer y último tercio de la actual gestión en el caso de quienes integran al Poder Ejecutivo así como en el Legislativo, quienes sin pudor alguno utilizan la posición como plataforma para hacerse visible a los ojos de la Sociedad Electora, una vez más traicionada al no cumplirle con la encomienda comprometida.
Sin distinción del nivel de Cogobierno ni la posición que ocupen o bien son opositores, sumada la militancia, simpatizantes, y desde otra arista un segmento importante de la propia Sociedad Civil, asumen un comportamiento a la Jornada Cívica, con fecha aún prevista por artículo 116 constitucional, salvo que en una eventual Reforma Electoral también se modifique.
Todas las denominadas «Corcholatas» y las que no buscan aun así sea la mínima de las oportunidades para visibilizarse ante la Voluntad Popular que por mayoría democrática elegirán los «Poderes de la Unión», la Presidencia de la República, Senadurías y Diputaciones Federales, integrantes del Congreso de la Unión; sumadas 9 Gubernaturas que en el Sureste serán Yucatán, Chiapas y Tabasco, además de todo el país también en Votaciones Locales para Alcaldías y/o Congresistas.
Faltos de «Honestidad Valiente», quienes suspiran, aspiran y ambicionan pasar de una función pública a otra, poco o nada le importa aquello que no sea lograr pasar de estar en una precandidatura para quedarse con la candidatura en el afán por buscar ganar en las urnas, apuntalados por las ilegalidades en las que todos incurren con el cuchillo entre los dientes, expuestos que en la cadena impugnativa el contrincante promueva y les anule. Caso vergonzoso las gubernaturas de Tabasco en el 2000 y las 2 de Colima, en 2002 y 20015.
En el fondo de la forma no hay Actor Público ni aspirante que confíe en sus capacidades y competencias, en su hoja de trayectoria pública, sus argumentos. Ninguno entra puja con el propósito de jugar limpio. Ni en la interna ni en la Campaña Electoral.
Los Actores Públicos que desde el Legislativo gestan el «Marco Jurídico» y sus Partidos Políticos no respetan ni observan lo que por Decreto emiten sino que lo quebrantan, rompen las «Reglas del Juego Electoral», sin distinción de ideología ni de colores. Literal, todos cortados por la misma tijera, con la única diferencia que «No son iguales», unos tienen más recursos que otros, monetario, material, y humano.
Puede más la «Cultura de la desconfianza», esa reiterada e incisiva suspicacia, consecuente con las inseguridades. En México jamás se ha aprendido lo que exige la «Calidad de la Democracia» por la que se rige el «Sistema Electoral», pero que para nada son afines en sí mismo al optar por una mediocridad, carentes de una Escuela de Cuadros que forje Políticos Profesionales con los Principios de Doctrina, Programa de Gobierno y los Estatutos.
En nada ayuda las inseguridades reflejadas en el fantasma de que el adversario les jugará sucio, incluso entre aspirantes que buscan demeritarse, reflejado en el repudio ciudadano que les cataloga como «Corruptos», un estigma del cual no podrán sacudirse. Sin embargo, es lo que hay y entre lo peor se tiene que elegir en «Voluntad Popular».
A la llamada Clase Política no le importa las formas sino lograr concretar la ambición de un triunfo aun así sea ilegítimo. Recurren a las ancestrales prácticas fraudulentas que les ha penetrado hondo entre el Ecosistema de la «Partidocracia» y Morena, el «Movimiento» que confrontado los incontables intereses que cohabitan a su interior no le permiten transitar hacia ser un Partido Político, teniendo el registro.