Escala Crítica

Reforma ética del poder judicial: la sombra De Martín Luis Guzmán, ecos del pasado presente

* De dónde venimos: poder como arbitrariedad sistemática

* Sistema político: honradez y verdad, virtudes secundarias

* Poder judicial: escrutinio ciudadano, vacuna del cambio real

 

La reforma del Poder Judicial asoma en México: cambio ético y estructural que levanta polvo en los mercados. El Presidente en funciones, Andrés Manuel López Obrador, insistió en este cambio desde 2021 y no engaña con su postura de abrir la justicia al escrutinio popular. Lo anunció y lo aplica.

Y si los mercados levantan polvo, AMLO apunta: "la justicia está por encima de los mercados". En este sentido se pronunció el analista Carlos Ramírez (12/6/2024), cuando comparó "el talante autoritario de los mercados frente al mandato democrático de las urnas". Hay estira y afloja entre el mercado y el gobierno entrante de la 4T, como si las élites financieras y empresariales quisieran calar a la Presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo. Por ello, los primeros pasos del nuevo gobierno adquieren importancia mayúscula: definirán la relación entre poder económico y poder político, más allá de AMLO. 

Qué sentido tendrá la propuesta de reforma judicial 4T, de corte estructural, es lo que políticamente se discutirá de junio a septiembre. Hay que leer el documento completo y no quedarse sólo con los titulares mediáticos. Incluso los adversarios de la 4T reconocen que "el Poder Judicial debe cambiar". Es el sentido del cambio lo que tiene que consensuarse, si es posible en términos políticos. Se dice ´si es posible´, porque el Plan C (mayoría calificada, para realizar cambios institucionales) permite a los ganadores de las urnas ejercer de mayoría legal "sin cambiar una coma". No es lo deseable. Con tacto político, Sheinbaum propone parlamento abierto, consultas ciudadanas y encuestas sobre aspectos puntuales de la reforma judicial. Toca a la oposición mover ficha.             

HISTORIAS QUE VIENEN DE LEJOS

"Para la transformación del país, nada puede hacerse sin la reforma moral de algunos". Estas palabras abren "La querella de México" (1915), de Martín Luis Guzmán. La Revolución no cumplía con los campesinos y los poderosos mandaban ejércitos que validaban un corporativismo incipiente. 109 años después, la reforma moral del poder con escrutinio ciudadano sigue siendo necesaria.

Son ´algunos´ (las élites) quienes tienen la sartén por el mango y deciden en detrimento de muchos. La democratización formal en el México del siglo XX y XXI no eliminó el ejercicio selectivo de la autoridad y la toma de decisiones. Deciden algunos. A un siglo de distancia, la fórmula ética imaginada por Guzmán parece viable. Tiempo congelado, tiempo mexicano. 

La procuración imparcial de justicia en México, con la reforma moral del poder, depende primero de escuchar el sentir ciudadano para ajustar el marco legal y, segundo, que dicho marco legal sea realidad, no letra muerta. La evidencia muestra una abdicación silenciosa del Estado en sexenios neoliberales: deterioros del estado de derecho, cuidado territorial, manejo ordenado de las finanzas, producción de recursos mínimos suficientes, combate al crimen organizado, consensos sin simulación.  Todo eso y más fue entregado a las élites.

Conocedor profundo de la etapa revolucionario, como telegrafista de Pancho Villa, luego funcionario gubernamental con Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, Martín Luis Guzmán (1887-1976) escribió "La sombra del caudillo" en 1929, clásico de la literatura mexicana con tema político. La novela se publicó en Madrid, España, señal de la fuerte censura que enfrentó en México. En 1961 se filma una película basada en la novela, que se queda enlatada 40 años, récord Guinnes de la industria cinematográfica. ¿Qué callos pisó don Martín?  

NO POR MUCHO MADRUGAR, LA JUSTICIA DUERME MENOS

El diputado Emilio Olivier conversa con su par, Axkaná González. Dice Olivier: "En política nada se agradece, puesto que nada se da. El favor o el servicio que se hacen son siempre los que a uno le convienen. El político, conscientemente, no obra nunca contra su interés". He aquí, en pocas palabras, el funcionamiento político de México por décadas. De ahí venimos.

Axkaná, que visualiza un poder con ética, es secuestrado y terminará lanzándose a un abismo para evitar su fusilamiento. Un árbol lo detiene en su caída. Así queda la justicia en la novela de Guzmán: herida, colgando en la horqueta de dos ramas. Don Antonio Castro Leal escribió en un prólogo de 1977 sobre esta novela: "¡Cómo hemos cambiado, por fortuna, desde entonces!". ¿Será que en el campo de la justicia hubo cambios sustanciales en el México posrevolucionario?     

Necesidad nacional: "¿Se premia entre nosotros, o se respeta siquiera al funcionario honrado y recto, quiero decir al funcionario que se tendría por honrado y recto en otros países? No; se le ataca, se le desprecia, se le fusila. (...) Observa a la policía mexicana: en los grandes momentos siempre está de parte del malhechor o es ella misma el malhechor. (..) Total: que hacer justicia, eso que en otras partes no supone sino virtudes modestas y consuetudinarias, exige en México vocación de héroe o de mártir". La cita es demoledora: aparecen procuradores de justicia, abogados y jueces, con tono de administración de la impunidad. Ya no hay fusilados, aunque la querella de Guzmán sigue viva: reforma moral del poder, reforma estructural de la justicia. ¿Se hará?

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