El triunfo de la reacción, es moralmente imposible

Hace ya más de 150 años que la frase juarista que se acuña al título de esta columna, sentenciara la suerte del conservadurismo de la época.

Hace ya más de 150 años -que la frase juarista que se acuña al título de esta columna-, sentenciara la suerte del conservadurismo de la época. Tras el empuje liberal por perseverar la república, Juárez configuró con ella, un apotegma para entonces y para ahora, que el presidente López Obrador retomó durante la conferencia matutina del pasado viernes.

Las similitudes de aquellos tiempos, con los nuestros, no son pocos. Una batería de reformas conformaría un nuevo estado, un estado laico, tras la gesta liberal de la segunda mitad del S. XVIII, al separar de las funciones públicas, al clero. El pueblo mexicano, apoyó las iniciativas y dio fin a cualquier intento conservador por echarlas a bajo. Ni la revolución de Tuxtepec, que traería de regreso después, la gloria para las élites económica del país, se consintió a tirarlas.

Como reminiscencia de lo vivido entonces, el pasado 5 de febrero, durante la conmemoración del 107 aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917, el presidente presentó 20 iniciativas de reformas que dijo: "busca honrar el legado del constituyente de 1917"; al recuperar su esencia eminentemente social para beneficio de las nuevas generaciones.

Así, el presidente, propone instaurar desde la Constitución; subrayo, desde la constitución, un nuevo estado, un "Estado de Bienestar". Enriquecido de las experiencias políticas y sociales de los países que lo han aplicado en el mundo, pero con el distintivo propio de lo que el ha llamado "Humanismo mexicano"; legado cultural de las grandes civilizaciones mesoamericanas y de la fecunda lucha por la justicia de nuestro pueblo.

Aludo con insistencia a la parte de la Constitución, como nuevo campo de batalla de las faenas presidenciales; porque en la práctica, el "Estado de bienestar" corre ya, para beneficio de millones de familias, con una serie de políticas y programas sociales probados con éxito en los últimos 5 años del gobierno de la "cuarta transformación".

De esta forma, programas insignias del obradorismo como: "Jóvenes Construyendo el Futuro"; "Sembrando vida"; "Pensión para el bienestar de adulto mayores"; "Becas para el bienestar Benito Juárez"; y que, en conjunto con otras acciones de gobierno, han sacado exitosamente a más de 8 millones de personas de la pobreza, dejarían de ser solo programas para ser de una vez por todas, políticas de Estado, con su elevación a rango constitucional.

Además, recogiendo la cosmovisión mesoamericana sobre el cuidado y respeto al medio ambiente, propone prohibir el fracking, no otorgar concesiones para minería a cielo abierto, prohibir el maltrato animal, hacer respetar zonas de escasez de agua y solo autorizar en ellas, concesiones para uso doméstico.

El avance en favor de los desventajados no cede, ante las presiones de los oligarcas. Se propone revertir la injusta reforma de pensiones aprobada por Zedillo en 1997, no permitir que el aumento al salario mínimo sea menor a la inflación anual y que, por ejemplo; los trabajadores y sus familias puedan ser dueños de sus viviendas.

Las demás propuestas de reformas, son para hacer posible y viable que todas las anteriores puedan desarrollarse sin temores a sucumbir por las presiones políticas o económicas en el devenir de los tiempos: Austeridad republicana, recuperación de la


preponderancia del estado en los planes de desarrollo nacional, democracia en el poder judicial y eliminación de organismos autónomos sin beneficios para el pueblo dentro de la Constitución, son algunos ejemplos.

Tras una semana de la presentación de las reformas por el presidente López Obrador, la oposición sigue cayada, atónita y negada a hacer otra cosa que no sea contradecir, sin planteamientos mas que con injurias, denostaciones y vilezas, los dichos del presidente. Con ello, vale el parafraseo de la exclamación juarista tratada anteriormente: El triunfo de la oposición, es moral y políticamente imposible. Así arrancarán en próximos días, la madre de todas las batallas: La elección presidencial del 2024.