¿Y de ahí?

El eclipse y los lazos comunitarios

Muchos tabasqueños tomaron la oportunidad del eclipse del sábado pasado para convivir en familia o con amigos. Varios sitios públicos se habilitaron con telescopios con filtro y se obsequiaron lentes con los requerimientos técnicos necesarios para apreciar cómo la sombra de la luna iba devorando lentamente al sol.

Aunque otros eclipses fueron visibles en 2002 y 2012 en otras regiones del país, entre los más recordados están el de julio de 1991 y el de marzo de 1970, que fue total y tuvo su mayor visibilidad en Oaxaca. Fue un día en que se hizo de noche. Es decir, hacía más de 30 años que no tocaba a esta región un fenómeno de ese tipo, y especialmente para los más jóvenes, es su primer eclipse solar. Para otros, la ocasión trae recuerdos de su infancia o de su primera juventud, dónde y con quién estaban.

Ante la acometida de la inseguridad y la inflación, que por momentos parecen estabilizarse y por momentos parece que son una espiral de la que no podremos salir, vale la pena poner al centro de la discusión la prevención del delito y la prevención del suicidio. Parecerá que son temas que no tienen mucho qué ver, pero lo tienen todo. Es el sentido de comunidad, de pertenencia, lo que puede salvarnos.

A los jóvenes no les gusta que les tiendan la mano con un sentido paternalista, que les digan qué hacer, que amenacen con castigarlos. En la frescura con la que observan el mundo hay sabiduría, es sólo que con frecuencia se les cierran las puertas, se los hace menos, se duda de su capacidad. Todo lo que necesitan es un espacio y las herramientas, la oportunidad de explorar lo que quieren hacer.

Hace falta una apuesta social más contundente por los espacios donde se pueda hacer comunidad. Lugares a donde uno pueda salir a ver, convivir, compartir, sin que sea forzoso comprar o consumir algo. Tal como el sábado se ocuparon diversas plazas públicas. Hace falta cultivar en cada uno de nosotros la curiosidad, el deseo de saber más sobre diversos temas, aprender sobre las precauciones que sean necesarias, así como el sábado muchos aprendieron que sobre el modo seguro de ver un eclipse.

La ciencia entendida como el interés de aprender sobre el mundo y cómo funcionan las cosas puede abordarse de manera práctica. Con los desafíos que pesan sobre la especie humana, en materia de calentamiento global, contaminación y explotación de los recursos naturales, no nos sobran los científicos. Son las nuevas generaciones, hasta la niña más pequeña del más humilde asentamiento, la reserva de creatividad de la que tendremos que tirar para encontrar las respuestas que necesitamos.

Claro que nadie aspira a ser científico si lo que deslumbra es la vida de ser narco. Si parece más fácil, si se ve más inmediato. En una sociedad que desconfía, sin razón de la ciencia, a pesar de que gracias a ella superamos la pandemia, en la que cunde la moda de asegurar que la tierra es plana a pesar de toda la evidencia ampliamente disponible, puede ser difícil formar nuevos científicos.

Más cuando la barrera de entrada parece tan alta, cuando se nos ha hecho creer que hay que ser extraordinariamente inteligente o superdotado, o cuando parece una profesión que sólo las familias acomodadas pueden procurarle a sus hijos. Pero las disciplinas científicas pueden ser dan democráticas como un eclipse de sol que llega para todos, puede ser tan sencillo como una caja de cartón para observarlo, se puede compartir como unos lentes, puede ser el refugio de muchos que no saben qué hacer con su vida y darle un sentido a favor de toda la comunidad. Como hicieron con mucho gusto los apasionados de la astronomía compartiendo sus conocimientos este fin de semana.

La ciencia, con pretexto de este eclipse de sol, nos mostró que sí puede haber muchos espacios públicos donde quepamos todos, sin importar la edad, el sexo, la religión, la orientación sexual, el género, o las distintas formas de pensar.

Es posible fomentar esa convivencia más a menudo para fortalecer los lazos de la comunidad, es necesario buscar en la ciencia como en el deporte las actividades que sirvan para la prevención del delito y del suicidio. Son políticas públicas que deberían ser una prioridad, no una lista de actividades a de segundo orden. Son temas de los que es importante hablar, hacia donde debemos orientar la discusión pública.