De corcholatas y lotería (II)
Me suele suceder que confundo la realidad con el sueño, como lo de mi sueño de justicia social, y la realidad se impone, terca.
NADIE ME CREE que es verdad cuando afirmo que yo conocí a una extraterrestre. Me dicen que estoy loco, que lo he de haber soñado. Pero me sucedió que efectivamente yo creí que estaba soñando, y me pellizqué y me dolió. Aunque yo siempre he creído en la posibilidad hipotética de que haya vida extraterrestre, pero no que estén todavía entre nosotros. Y "la besé tantas veces bajo el silencio infinito". Recuerdo. Y me volví a pellizcar. Y me volvió a doler. Solo que ella, la extraterrestre, se fue, aunque quedó en mí. Y ahora por las noches lanzo mi mirada al cielo para ver si veo venir la extraña nave donde llegó aquella vez que estaba yo desvariando en el río. Me suele suceder que confundo la realidad con el sueño, como lo de mi sueño de justicia social, y la realidad se impone, terca.
FINALMENTE PUDE ACERCARME a la guitarra en secundaria. Antes la mandolina. Y logré aprender algunos acordes de manera empírica. Luego otros, aunque siempre han sido los básicos. Y me han servido para acompañar algunas canciones que no exigen mucho de conocimientos de guitarra. Tres acordes y ya. O en círculo de Do: "Sien la noche azuuuuul, oyes el eco enamorado de mi voooooz, escúchalo mi bien, escúchalo mi bien que es para tiiiii..." Y así me sigo con otra canción para atemperar mis ímpetus por la guerra y las noticias de belicosidad. Hay un animal bestial que nos lleva a esas discusiones. Y es mejor cantar, aunque sea en solitario.
"¿CON QUÉ PSICÓLOGA se atiende?", me dice una maestra que también es psicóloga. Pensé: quizá me ve en mi conducta que necesito terapia (sí, ya sé que en menor o mayor medida todos necesitamos terapia). ¿Por qué?, fue mi respuesta con otra pregunta, que dicen que es de mala educación responder así. "Pues porque en este trabajo que tiene le toca hacerla de bombero: que si padres de familia toman una escuela, que si los maestros se pusieron de acuerdo con acta para no trabajar un día, que se está descascarando el techo de una escuela, que no llegaron completos los libros, que le hacen bulling a un niño, y el maestro no hace caso, denuncian los padres... y así por el estilo. Ya me imagino que su cabeza anda toda revolucionada y no ha de poder dormir por las preocupaciones".
PUES NO, LE ACLARO. Los problemas no son míos, son de un sistema educativo que tiene vicios, es anquilosado, hay intereses particulares, hay muchos sindicatos, grilla interna, etcétera; pero no son problemas míos. Tan pronto salgo de aquí, de esta bella oficina, y me desconecto. Charlo con amigos, tomo café con amigas. Y cuando llego a mi casa tomo la guitarra, canto dos o tres canciones y duermo como angelito las ocho horas reglamentarias. Y en la mañana, saliendo de casa a la oficina, escucho música de Rigo, Bach o Vivaldi, y me conecto cuando entro a la oficina y llamo a Mary para que me diga qué tenemos pendiente. Mary es toda eficiencia y buen humor.
Y SÍ, ENTRE AMIGOS hablamos de las corcholatas, que antes eran taparrosca. Y que hubo una revolución en esa forma de tapar las botellas con corcholatas en gira-rosca, que facilitaba el beber esos líquidos, porque ya no se necesitaba abridor, sino aplicar un poco de fuerza. Y yo les contaba que desarrollamos habilidad para abrir esas botellas (las que no son de girar) con mango de cuchara, con desarmador, con la parte de metal de los cinturones de seguridad, con machetes, con la esquina de las mesas que siendo de madera quedaban dañadas. Y ni qué decir que antes de los veinte abríamos esas corcholatas con la muela, de lo que nos arrepentimos ahora, cuando andamos con dientes, con colmillo, pero sin muelas. Y todos empezamos a reír. (FIN)