La balanza de la libertad-responsabilidad

La libertad y la responsabilidad son facultades que no nos vienen dadas cuando nacemos

Es muy importante mostrar confianza en los niños para hacerles sentir capaces y desarrollar su libertad, así como, la responsabilidad de asumir las consecuencias de sus actos. La libertad y la responsabilidad son facultades que no nos vienen dadas cuando nacemos, es algo que se educa. A esto le llamamos la balanza de la libertad-responsabilidad.

Los niños, desde que son pequeños, intentan, de alguna manera hacer las cosas por ellos mismos. Los niños lo intentan y los jóvenes lo piden. Es por ello que nuestro papel como padres es enseñarles a hacer un buen uso de la libertad desde la responsabilidad.

Los menores nos plantean, poco a poco, la necesidad que tienen de libertad y llega un momento en el que tenemos que empezar a decidir a qué hora los dejamos volver a casa, cuánto dinero les damos, qué pueden hacer y con quién. Es entonces cuando ellos quieren ejercer la libertad. Esto es algo que tenemos que trabajar previamente en casa ya que, conforme van creciendo, quieren mucha libertad, pero tienen poca responsabilidad, son mayores para ser libres, pero no son adultos para ser responsables.

No hay que esperar a que sean adolescentes para educar la libertad, este error se suele cometer a menudo. Desde que son pequeños son capaces, a su manera, de hacer cosas solos como tirar el pañal a la basura, prepararse la mochila, etc. El problema está en que no les damos las tareas suficientes para que las lleven ellos a cabo ni los dejamos que vivan las consecuencias. Lo importante es fijarles tareas para que resuelvan solos, explicarles bien qué es lo que deben hacer y darles un tiempo para hacerlo. Ellos eligen cómo proceder y si se equivocan, aprenderán para la próxima vez.

Podemos comenzar a ejercer la balanza de la libertad-responsabilidad desde preescolares, pero la elección cuando son pequeños, puede ser arriesgada ya que tal vez que lo que elijan no sea lo más conveniente para ellos. Al ser todavía pequeños y ante su falta de criterio hay que enseñarles buenas opciones, aunque también es recomendable que haya unas normas porque hay cosas que los padres como adultos tenemos que elegir por ellos, porque nosotros tenemos una madurez que a ellos les falta y sabemos lo que es mejor. Sin embargo, los niños también quieren elegir y nosotros debemos darles las diferentes opciones.

A la hora de decantarse por una u otra les tenemos que explicar muy bien las consecuencias de su elección, pero tan sólo una vez, y ya que lo hayamos explicado, les podemos dejar elegir. Lo primordial es que ellos vivan las consecuencias de lo que han elegido. Eso es la responsabilidad. Los padres nos equivocamos cuando decidimos todo por ellos o cuando les dejamos a ellos que decidan todo. Tiene que haber un término medio.  Muchas veces los padres fallamos a la hora de querer darles libertad principalmente porque nos volvemos demasiado permisivos para tratar de ser más cercanos a ellos, y por otro lado, porque por pena, no dejamos que asuman las consecuencias de lo que han elegido.

En este sentido la sobreprotección tampoco ayuda. Si nos da miedo que hagan algunas cosas por sí mismos, les estaremos convirtiendo en adultos que no saben hacer las cosas y que serán incapaces de tener responsabilidades. Tienen que aprender a pensar muy bien entre qué elegir. El resultado que obtengan será su consecuencia y tendrán que vivir con ello. Nosotros ahí no tenemos nada que ver porque no hemos elegido nosotros. Esa es la educación responsable.

Educarlos con la balanza de libertad-responsabilidad no significa dejarles hacer lo que quieran. La libertad no es libertinaje. Darles opciones tampoco es coartarles o condicionarlos sino guiarlos. Los niños necesitan unas pautas que les orienten y que les den seguridad. (Psiquiatra/Paidopsiquiatra)