AMLO vs Fox: comparativo de combate a la corrupción y polvo jurídico de futuro
FGR, UIF Y SFP 4T: información, colaboración y coordinación
SE DICE que “en política, toda comparación es odiosa”. Si fuera, no habría forma de evaluar resultados de gobiernos de distintas épocas. Inadmisible para el análisis con memoria. Las comparaciones son básicas en las ciencias sociales. Hay que rechazar la frase inicial para invertir su perspectiva ética: “en política, lo odioso es no hacer comparaciones”. Comparaciones valiosas y pertinentes, se entiende.
Intentamos aquí un ejercicio comparativo del inicio de los gobiernos de Vicente Fox Quesada y Andrés Manuel López Obrador, desde el ángulo del combate a la corrupción, con una premisa: las diferencias entre palabras y acciones, que muestran estrategias jurídicas con ética de signo muy distinto.
PECES GORDOS SIN FREÍR
EN LA TRANSICIÓN 2000, Fox llegó a la Presidencia montado en la palabra “Cambio”. Se esperaban modificaciones estructurales del sistema y metamorfosis de hábitos políticos enquistados por 70 años de régimen de partido hegemónico. No ocurrió. El cambio, discurso genérico del foxismo, no aterrizó en acciones específicas. Es pantano histórico lo que ocurrió entre Fox, su gabinete y la nomenclatura del PRI.
El chihuahuense Francisco Javier Barrio Terrazas era la carta del PAN para combatir la corrupción. “¡Vámonos con Pancho Barrio!” Fue lema ciudadano de oposición que en 1986 bloqueó carreteras y puentes fronterizos, hechos políticos con repercusión internacional. El PAN estuvo a punto de ganar la primera gubernatura al régimen. El norte pujante surtía de cuadros al blanquiazul en los años 80s y 90s, tiempo de resistencia civil, brega democrática y… ‘concertacesiones’, acuerdos cupulares con el gobierno federal.
En 1992, Barrio repitió como candidato a gobernador de Chihuahua y triunfó. Se esperaba que Barrio sacudiera la alfombra política. Del 1° de diciembre de 2000 al 10 de abril de 2003, fue Secretario de Contraloría (Secodam), que hoy Secretaría de la Función Pública. Hizo una afirmación de ocho columnas: “hay peces gordos para freír en el sartén”. Desde la esquina del PRI, la declaración activó alarmas y –vistos los resultados de la gestión de Barrio- se comprende que hubo negociaciones entre Fox y la élite del PRI. Nada pasó, salvo la simbólica detención domiciliaria del expresidente Luis Echeverría como culpable moral de los hechos sangrientos del 68 estudiantil, vía Comisión de la Verdad.
Un botón de muestra de la impunidad fue el primer PEMEX Gate; 500 millones de pesos entregados por el sindicato petrolero a la campaña presidencial del PRI. No se tocó a Carlos Romero Deschamps, secretario general del STPRM, que hoy tiene abierta carpeta de investigación.
EL ETILENO BRASILEÑO Y MÁS
Barrio habló de más: vendió la piel del oso antes de cazarlo. Trabajó (es un decir) sin el apoyo de la Secretaría de Hacienda y la entonces PGR. Es pertinente la diferencia frente a las estrategias de la 4T: información y coordinación entre la Secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, y el rastreo de dinero desde la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) a cargo de Santiago Nieto (que depende de Hacienda).
El presidente López Obrador insiste en el cambio de régimen y su apuesta principal es el combate a la corrupción. Fox mostró los dientes pero no mordió. AMLO –colmillo blanco- manejó la idea de “no mirar al pasado”, mientras avanzan 4 casos jurídicos relevantes en sentido político. Son otros tiempos, con el debido proceso y alto a la impunidad. Veremos.
El 24 de octubre de 2011, el presidente Felipe Calderón recibió al empresario brasileño Marcelo Odebrecht y asesores. Cena cordial, se le dieron facilidades para operar la planta Etileno 21, ahora en el ojo del huracán por desfalcos. Este caso lo investiga la Fiscalía. Implica a Calderón y José Antonio Meade, entonces secretario de Hacienda; después hubo vinculación de Odebrecht/Etileno 21 con Peña Nieto, Luis Videgaray (Hacienda/Canciller) y Emilio Lozoya Austin (Pemex), ya encarcelado en Madrid. El caso Odebrecht 2012, por 10 millones de dólares que salieron de cuentas brasileñas y que al parecer Lozoya trianguló, prescribió en México en 2017 gracias a que el gobierno federal lo congeló. Videgaray parece intocable: en Washington es asesor de Jared Kushner, el poderoso yerno de Donald Trump. Peña Nieto quizás siente pasos. En México ya declaró Emilio Lozoya Tallman, padre del exfuncionario confinado en Madrid. Hay una extradición en curso, la declaración será de alto impacto, según el abogado defensor, Javier Coello Trejo. La apuesta es alta.
AL MARGEN
AYER Pemex emitió un comunicado que busca tranquilizar mercados, proveedores y contratistas. Frente a la crítica situación internacional, la empresa que dirige Octavio Romero aseguró que cuenta con recursos para el pago oportuno de las amortizaciones de su deuda, una línea de crédito revolvente y recursos disponibles para que las cadenas productivas sigan funcionando. Le referí en este espacio la preocupación de los empresarios.
OTRA preocupación creciente es la expansión del coronavirus. Estados Unidos tomó medidas extraordinarias, Europa sufre por los contagios en tanto que México será el coordinador de la fase "centinela" para contener la pandemia en Latinoamérica para la Organización Panamericana de Salud.
ANOCHE este columnista participó junto a Vicente Cuba y Cosme Zurita en el homenaje a José María Bastar Sasso, le contaré.
(vmsamano@hotmail.com)