Al paso de los años
LOS ASEGUNES DE LA VIDA están representados por el paso de los años.
LOS ASEGUNES DE LA VIDA están representados por el paso de los años. Lo que es, inevitablemente pasa. Sea dolor, amor, pasión, angustia, etc. Lo que ya fue, futuro lo fue también que pasó fugaz por el presente. Y el presente es solo un instante muy breve que brinca raudo del futuro al pasado. No hay tiempo para detenerse, porque todo pasa.
EL ESPEJO UN BUEN DÍA deja de ser cómplice. Y ya sin ayuda de filtros incluidos, te refleja tal como eres. Y sucede que no te reconoces. Nunca más te reconoces. La juventud nos engañó que era eterna y no lo fue. Y en aquel parque donde pasas las tardes miras personas que ya no reconoces. Otros niños juegan. Otros padres. Y otras parejas de enamorados. En ellos crees mirar tu pasado. Y te engañas. Porque los tres tiempos son uno solo. Y ese tiempo es el que habitas y te habita.
A VECES TE METES en la máquina del tiempo que tienes guardada en el fondo de tu pensamiento. Y recorres el pasado de nuevo como un presente. Y lo vives, porque es la realidad, virtual, pero realidad al fin. Juventud divino tesoro. La piel tiene memoria y tus manos te recuerdan placeres. Tu mirada se entorna a causa de imágenes de placer y dicha. Y regresas al presente, nostálgico. Y programas viaje al futuro.
CUANDO PIENSAS en el futuro, lo sujetas a límites, siendo estos el futuro cercano, que te interesa. Porque en la máquina del tiempo puedes ir al futuro lejano, donde ya no eres cuerpo con carne, tendones y huesos, sino polvo de estrellas siderales. Y te trasladas de un lado a otro en el espacio. Pero esto no lo entiendes. No por ahora. Y regresas, asustado, al presente.
¿TE PREOCUPA ALGO? Te preguntas frente al espejo. Y la razón dice que nada. Y en efecto, sientes una paz interna que se transforma en tranquilidad. Como si volaras al paso de las horas o caminaras en el aire cinco centímetros por sobre el piso. Solo que inevitable la nostalgia te toma de la mano. Y no es lo distante en geografía y tiempo, sino por lo reciente, de algunos meses, o a veces algunos años. De lo que pudo ser y no fue. De lo que fue y más no será. Y crees que "no me olvides" es una flor. Y lo es.
LOS ASEGUNES DE LA VIDA son sus estancias marcadas por los ciclos, de ingreso y egreso de escuelas, la fiesta de quince años, la mayoría de edad en los fulgurantes 18, el primer viaje fuera de casa, la primera novia, el matrimonio y los hijos, la primera muerte muy cercana, el mirar fotografías de los que andan lejos, de los que están cerca y no visitamos, y por supuesto, las de quienes murieron y quedó solo el recuerdo en el paso de los años.
LA MEMORIA PASA de los recuerdos al olvido. En este, hay imágenes borrosas. Y al paso de los años ni esas imágenes quedarán. Parte de la memoria se irá borrando poco a poco. Y quedará lo de más dolor, lo de más amor, en esa mezcla de vaivenes emocionales. Lo que un día fue, no será, cantan en la radio. ¿Ya te enteraste de lo que le pasó a María? ¿Estabas aquí cuando se casó fulana? ¿Cuando lo de la muerte de Juan? Y así pasan las horas, los días. Ahora caminas entre tumbas del cementerio. Y escuchas algarabía. Pero te engañas.
EN BÚSQUEDA DE MÁS TIEMPO, tema para reflexiones, has caminado entre tumbas, has leído los datos que en ellas escribieron, por lo regular un nombre con respectivos apellidos y dos fechas. Miras flores de plástico con polvo. Miras flores secas. Hay tumbas abandonadas. Otras, con criptas de lujo, de las que dicen: del tamaño de la cripta son las culpas. Y para equilibrar el pensamiento acudes asimismo a sanatorios para nacimientos y pediátricos, para ver las vidas que empiezan, con su sonrisa y llanto puestos en el futuro.
DE PRONTO UNA AMBULANCIA se escucha a lo lejos. E imaginas el cuadro: un herido, un enfermo, al que llevan con prisa hacia un hospital. Como si fuera el ruido de la sirena un anuncio de la fragilidad de la vida. Entre la bifurcación del camino en sus dos variantes: vida y muerte. Y es el amanecer que empieza, al que le corresponde un anochecer, y luego la noche con la oscuridad más profunda.
Y DESPIERTAS CANTANDO una canción. ¿Qué ha pasado aquí?, preguntas ante tanto desorden. "Aquí no ha pasado nada. Porque nunca ha pasado nada. Solo la vida", te responden. Y sigues cantando: ¿Y qué hiciste del café que me juraste?¿Y qué hiciste de los versos qué escribí?