¿Proyectos alternativos de nación o regreso de la clase política? IV
Si el populismo latinoamericano de mediados del siglo pasado se caracterizaba por su carácter corporativo, lo que actualmente llaman así los académicos, se refiere a esta ruptura entre la clase política y los sectores ya no sólo de trabajadores y campesinos
Si el populismo latinoamericano de mediados del siglo pasado se caracterizaba por su carácter corporativo, lo que actualmente llaman así los académicos, se refiere a esta ruptura entre la clase política y los sectores ya no sólo de trabajadores y campesinos. Se refiere a la gran mayoría de la población que vive en áreas periurbanas y en la economía informal. De ahí que AMLO rechace el término de sociedad civil y haya revivido el de pueblo. El gran volumen de votos por AMLO en 2018, en su momento, se explicó, justamente, como un rechazo a esta clase política.
Sin embargo, claramente, en la presentación de la coalición de oposición, fue muy evidente que los encargados de elaborar los diversos rubros del plan de gobierno, eran todos funcionarios de las anteriores administraciones. Comenzando por el coordinador José Ángel Gurría, ingeniero del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA, que hizo públicas las deudas privadas) en 1988. Algunos, incluso con procesos judiciales vigentes (Francisco Cabeza de Vaca y Ricardo Anaya). En la presentación de los candidatos plurinominales al Congreso, resaltó otra vez la inclusión de este tipo de candidatos. Lo cual resulta muy coherente y consecuente en tanto representantes del bloque ya mencionado.
Pero lo que resulta incoherente y peligroso para los ideales y objetivos de la Cuarta transformación, es que el mismo tipo de perfiles se está presentando como candidatos de su coalición igualmente para plurinominales, y en las otras candidaturas locales a diputaciones, senadurías y presidencias municipales.
Si bien es cierto que el crecimiento de la izquierda electoral desde los años 90 tuvo como estrategia importante la desagregación de políticos del partido entonces oficial, y luego de grupos que se separaron del PAN. Y que tuvo importancia para ganar mayorías en 2018, es un riesgo que tras un sexenio en el gobierno no tenga el MORENA cuadros propios, o -como se denuncia-, se hace a un lado a quienes se autoidentifican como "fundadores", que vienen de la vieja izquierda o de los movimientos de 1988-1991 en Tabasco, o en las elecciones del 2000, 2006 y 2018. Esto, además demuestra que en ambas coaliciones que no se está dando un relevo generacional.
Esta situación está determinada por el subdesarrollo democrático que le impide a todos los particos realizar elecciones internas o procesos transparentes de selección de candidatos. La oposición llegó a cancelar una votación que tenían ya convocada y MORENA actuó mediante supuestas encuestas que de las que no ha habido evidencia pública. El actual gobierno privilegió lo que antes se llamaba democracia sustantiva (disminuir la desigualdad económica), frente a la democracia formal y a la formación, no sólo de cuadros propios sino de formatos democráticos.
En este caso, pareciera estar funcionando una lógica de la vieja cultura política en donde cuando un partido es tan mayoritario o muestra tanta ventaja, todos los políticos buscan subirse a esa corriente porque sin importar el nombre o persona del candidato, su elección parece asegurada. Y por otro lado, por el interés del partido en lograr una mayoría calificada para poder cambiar al poder judicial (el llamado plan C), aceptan a todo aquel que suponen que tiene los recursos de un tipo u otro para ganar su elección.
El riesgo está en que incluso cuando se trata de fundadores de MORENA, pueden darse acciones de retroceso político, como ocurrió con Adán Augusto López. De manera sorpresiva, como gobernador de Tabasco, eliminó por decreto la elección de delegados municipales, que fue una de las bases del movimiento original de AMLO. En Tabasco ahora MORENA va dividida entre el grupo identificado con la burocracia y poderes fácticos estatales y los sectores populares, situación, que, por cierto, ya existía dentro del PRI local antes de 1988.
Ya se vio con los casos de Lily Téllez y Germán Martínez entre otros, la posibilidad de llegados al congreso, defeccionar y convertirse en un problema para el gobierno de MORENA. La inconformidad con las candidaturas locales de MORENA y sus aliados se está manifestando en diversos estados, como Tabasco, Puebla, Colima, Michoacán, Sinaloa, Estado de México, Quintana Roo, Yucatán, Jalisco, Hidalgo y Baja California Sur, no sólo por la designación de políticos provenientes de otros partidos, sino por prácticas abiertas de nepotismo (la hija del senador Monreal en la Alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México) y reelecciones. Esto no sólo pone en riesgo la viabilidad del llamado plan C y la hegemonía de MORENA, sino, sobre todo, con el regreso de la clase política desde dentro del propio movimiento, la continuidad de las ideas, propuestas, programas y políticas de la Cuarta transformación.
En esta posibilidad de alternancia, de regreso al poder de la clase política tradicional, México podría quedar atrapado en la misma situación de ida y vuelta entre las dos opciones que han sufrido en estos años Ecuador, Argentina, Honduras y Brasil. Recordando además que el regreso en estos países de los gobiernos neoliberales se ha caracterizada por la adopción de medidas extraordinarias que mediante un solo decreto o referéndum buscan cambiar toda la estructura política anterior (Decreto de Necesidad y Urgencia de Javier Milei y referéndum del 21 de abril 2024 de Daniel Noboa). Que en nuestro caso, seguramente, contaría ya de entrada con el abierto apoyo del poder judicial. FIN (El autor es investigador del CRIM-UNAM y activista. Comparte con los lectores un interesante análisis incluido en el libro "México en la encrucijada 2024". Topodrilo Libros, con participación de varios estudiosos. Para una lectura más ágil fueron suprimidas las citas bibliográficas.)