Y EMPEZARON A GRITAR con las preguntas de siempre: ¡Hey tú!, ¿dónde tienes la esperanza? Y eran gritos destemplados, unos de burla y otros de reclamo. Yo no decía nada. Yo seguía caminando. Ya había pasado lo más oscuro de la noche. El sol ya se anunciaba como reflejo en unas nubes. Y preguntaban po...