SOÑABA QUE SOÑABA. Y veía en esa película nocturna todos los acontecimientos de la vida humana. No solo de la mía. Aparecía el hombre primitivo y el mediocre. El de la ciudad y el campo. El sagaz y el idiota. El analfabeto y el alfabetizado. Confluían en el mismo punto y se dispersaban. Eran sueños ...