Nacida en la ciudad de Mineiros, Goiás, la joven optó por hacer una prueba de ADN a los ocho meses de embarazo, con la intención de saber quién era el padre de su hijo
La prueba de ADN determinó que los recién nacidos pertenecían genéticamente a otras dos parejas, por lo que el matrimonio se vio obligado a entregarles la custodia de los pequeños