Dejó su huella Julieta Campos en Tabasco
Palpar la marginación, desatar los nudos
Este es un buen momento para recordar cómo las mujeres participan en la interminable construcción de la democracia, desde la plaza pública con sus veleidades y engaños pero también al interior de las instituciones que siempre se resisten al cambio.
- (…) es una buena ocasión para recordar que, en años recientes, ha tenido gran trascendencia y relevancia la participación de las mujeres, unas veces reconocida, otras no, a la hora de tomar decisiones que se convierten en políticas públicas.
Noticia Relacionada
Este es un buen momento para recordar cómo las mujeres participan en la interminable construcción de la democracia, desde la plaza pública con sus veleidades y engaños pero también al interior de las instituciones que siempre se resisten al cambio.
Noticia Relacionada
Es hora de recordar cómo las mujeres ejercen el liderazgo en los medios de comunicación, en el ámbito académico y en la república de las letras; y también la manera en que gestionan y crean acciones y programas que buscan transformar este México real que oscila entre la riqueza extrema y la pobreza más lacerante.
Modernidad y Tradición
Siempre atenta a los sutiles cambios de una sociedad compleja, a principios del siglo XXI la propia Julieta Campos continuaba poniendo el acento en las significativas contradicciones de nuestro país, donde el término “pobreza” deja su huella en todos los aspectos que nos conforman como nación.
- Apenas tres años antes de morir, doña Julieta publicó en la revista Letras Libres un breve artículo denominado “Ningún Leviatán”, en el que sostiene que los afanes modernizadores siempre han dado la espalda al país tradicional que, a pesar de todo, sigue coexistiendo con el país moderno, ya que “sucesivos programas asistenciales y minimalistas han puesto parches para cubrir agujeritos donde otras políticas abren agujerotes”. Esos programas “compensatorios” de combate a la pobreza se vuelven subsidios precarios y efímeros al consumo porque no tocan las causas estructurales de la pobreza ni procuran arraigar a la gente en sus lugares de origen.
- Conocedora de la realidad cotidiana, de las carencias ancestrales, de las injusticias contemporáneas, no dudó en sostener que la pobreza urbana y la migración reflejan la pobreza del campo, porque la trama social básica se ha ido desintegrando: la migración arranca a la gente de su espacio significante, de su pasado, de su identidad, tiene consecuencias dramáticas para muchos y no puede ser contemplada como una solución viable a largo plazo, aun suponiendo que se alcanzaran acuerdos internacionales aceptables.
(…) consideramos pertinente recordar, someramente, la obra y el legado de Julieta Campos en Tabasco a partir de la década de los años ochenta del siglo pasado.
Con EGP, una obra social
La importancia de la gestión gubernamental de Enrique González Pedrero de 1983 a 1987 en Tabasco, acompañado de su esposa, resulta evidente para quienes habitamos estas tierras; algunos lo recordamos muy bien porque fuimos testigos presenciales.
- Y las nuevas generaciones, casi siempre sin saberlo, continúan beneficiándose de aquella visión inteligente y comprometida con la entidad, cada vez que asisten a los muchos centros culturales construidos en aquella época, o cuando consultan un libro que perteneció a doña Julieta y que hoy se encuentra en la biblioteca que lleva su nombre, perteneciente a la Universidad Intercultural del Estado de Tabasco, allá, en Oxolotán, o cuando las familias pasean a la orilla de la laguna de las Ilusiones en el parque Tomás Garrido Canabal, que algo tiene de estampa cubana.
- En otras palabras, los tabasqueños vivimos rodeados de un compromiso gubernamental convertido en obras públicas, en espacios para todos, que se han vuelto tan cotidianos, tan de todos los días, tan parte de nuestra historia, que nunca está de más recordar a quienes pusieron en marcha esta labor de transformación social, con base en una voluntad política minuciosamente planeada, inteligentemente concebida.