La Entrevista: González Pedrero, AMLO y la política contemporánea
Humberto Mayans reflexiona sobre la circunstancia de su época y disecciona a los actores
TERCERA PARTE.- Continuamos con la reseña y comentario de la excelente crónica de Humberto Mayans Canabal “Antimemorias. Testimonio de una época”.
Nos platica que después de dos o tres acuerdos con el gobernador, éste le dijo “…que el ingeniero Rovirosa y su gente pretendían rehacerse políticamente y cuestionaban su gobierno, y que era necesario enviarles un mensaje claro y contundente para que desistieran en su empeño y lo dejaran trabajar… o que de lo contrario actuaría con todo el rigor de la ley. Que incluso ya lo había comentado con el presidente de la República”.
Don Enrique le dijo, además, que invitaría a cuatro o cinco amigos y ex colaboradores de Leandro en la próxima gira semanal de los miércoles. Y que al ir en el autobús, y ya de común acuerdo, don Enrique le preguntó: “¿Cómo vamos con el proceso recepción?”.
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A lo que él respondió, con tono fuerte y alzando la voz, que habían encontrado muchas inconsistencias en diversas obras y que estaban listos con los expedientes. Y que don Enrique le respondió que en un próximo acuerdo los revisaríamos con el procurador de Justicia.
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Nos dice Mayans que el azoro de los ex colaboradores de Rovirosa fue total y pararon sus actividades y dejaron los rumores y chistes a un lado. En el siguiente capítulo nos expone la amplia obra que se realizó durante el gobierno de Enrique González Pedrero.
Luego nos narra cuando don Enrique fue invitado por Carlos Salinas para su campaña presidencial y de cómo sólo fue usado para darle un barniz social a la campaña y que jamás Salinas hizo caso del proyecto de don Enrique, un proyecto de gobierno que pretendía un Estado fuerte y nacionalista que se ocupara de resolver la injusticia social en México.
Salinas adoptó el programa neoliberal de José Córdoba Montoya, un modelo de subordinación nacional a Washington y que resultó por crear un país con mayor desigualdad y menos soberano.
En esta parte el autor hace un buen análisis macroeconómico minucioso, muy rico en datos y en fuentes autorizadas y prestigiadas, y explica las consecuencias funestas que le ha dejado a México ese modelo hasta nuestros días. Por cierto, nos dice el autor que la situación en Tabasco sin González Pedrero y con Chemita Peralta como gobernador sustituto se fue complicando.
Que al enterarse del enfrentamiento de don Enrique con el fuerte grupo de Córdoba Montoya, don Chemita le dio la espalda. Igual otro tabasqueño que sacó el cobre: al nombrar Salinas a don Enrique director del Fondo de Cultura Económica, cuando se esperaba que fuera nombrado Secretario de Educación, otro tabasqueño, de esos que atacan a tabasqueños a tutiplén, lo embistió.
De manera irónica o burlona Miguel Cantón en su periódico Tabasco Hoy escribió a ocho columnas “Enrique González Pedrero al Fondo”, entendiendo de manera subliminal esta burla como al fondo de la política.
LA POLÍTICA DEL CANGREJO
Cuenta que a los pocos días del triunfo de Chavo Neme, éste les habló por teléfono a Camacho Solís y a Luis Donaldo Colosio, secretario general y oficial mayor del CEN del PRI para comentarles que “…el secretario general de gobierno Humberto Mayans Canabal, no debería quedarse en Tabasco, pues como gobernador no podía garantizar su seguridad y la de su familia”.
No cabe duda, y esto lo digo yo, el que comenta este libro: el tabasqueño es el peor enemigo del tabasqueño. La prueba está hoy en esos tabasqueños que odian a AMLO. Después de narrarnos su trabajo como delegado del PRI en Nuevo León y en Guanajuato, también lleno de experiencias y anécdotas, Mayans nos dice que le habló el presidente del Comité Directivo Nacional de ese partido para ofrecerle la dirigencia estatal del PRI en Tabasco.
Él respondió que por supuesto que le gustaría pero que el gobernador Neme no me quiere, le dijo. Y el presidente del partido le respondió que no se preocupara, que de eso se encargaría él. Minutos después y al quedarse solo con Luis Donaldo Colosio éste le dijo que en unos días Neme iba a pedir licencia y que un amigo suyo iría en su lugar.
Esta persona era Manuel Gurría. Le instruyeron que fuera al día siguiente a la casa del senador Manuel Gurría donde lo recibió muy alegre su amigo Juan José Rodríguez Prats: ya sabía que Gurría sustituiría a Salvador Neme. Desde su regreso a Tabasco, Gurría en complicidad con su pariente Roberto Madrazo hicieron lo imposible para que Humberto no tomara la dirigencia estatal del PRI y también para que no fuera Senador, tratando de hacer a un lado las instrucciones de Colosio.
Luego se enteró de que, previo a la salida de Neme, Madrazo había hecho compromisos para que los diputados Héctor el “Negro” Argüello y Gladys Ethel Cano fueran el presidente y la secretaria general del CDE.
Y con ese objetivo viajó Madrazo a México para platicar con el presidente nacional del partido y Colosio rechazó de manera rotunda la propuesta. Nos dice Mayans que dos políticos le estorbábamos a Roberto en su camino por la gubernatura: Juan José Rodríguez Prats en la Secretaría de Gobierno y yo en la presidencia estatal del PRI.
“Había que descarrilarlos para que ejerciera a plenitud el poder que le compartía su pariente, el gobernador sustituto”.
“El gobernador Gurría y su sobrino Madrazo llevaron a cabo una “guerra de desprestigio” en mi contra en los medios y de manera permanente, nos dice el autor. M
e hacían ver ante los priístas y ante la opinión pública como político elitista quien, al darle la mano a un campesino o a un ciudadano de colonia popular corría a lavarse las manos y a limpiarse con gel, bautizándome con el nombre del marqués”. Y nos explica ampliamente: “Al principio la jugada era perfecta, pues utilizaban para impulsar en esa campaña en los medios el periódico fundado por AMLO, La Verdad del Sureste. La mayoría de la clase política pensaba que era la oposición y su periódico los que me golpeaban; pero poco a poco fue quedando claro que los directivos del diario –Audelino Macario y José Chablé- hoy mis amigos, habían sido cooptados por el director de comunicación social del gobierno estatal Jorge Alberto Javier Quero, gurriista de toda la vida, y que había diseñado, junto con Florizel Medina y el propio Madrazo, toda la campaña de denostación.
“La sorpresa se da cuando, cuando un buen día se aparece en Tabasco Andrés Manuel López Obrador, junto con el diputado Alberto Pérez Mendoza (periodista y amigo inseparable de AMLO), respaldados por un contingente de perredistas y toman por la fuerza las instalaciones y expulsan a sus directivos por estar al servicio del gobierno”.
Con ello se vino abajo la “jugada maestra” de Madrazo y se puso en evidencia que quienes golpeaban al PRI no eran la oposición sino el propio gobierno, sobre todo el ala política que apoyaba a Madrazo y que veían en su dirigente un peligroso competidor de Madrazo. (Mañana, cuarta parte y final: México, Tabasco y el viraje político económico)