Identidad tabasqueña: El calor del tambor
Los tamborileros son provenientes de Nacajuca, Tabasco, cuna que vio crecer a nuestros chontales
Tabasco, lugar con rica cultura musical que nos envuelve y nos hace formar parte de la identidad inigualable. Golpes que hacen retumbar el suelo y sonidos que aclarecen la armonía natural de nuestro infierno verde lleva el sabor tan distinguido que nos hace ser como tabasqueños. Los tamborileros son provenientes de Nacajuca, Tabasco, cuna que vio crecer a nuestros ancestros chontales, pero la raíz que vio nacer esta percusión viene desde África en la época de la conquista española, cuando los esclavos llegaron a Tabasco, personas de raza africana trajeron con ellos sus costumbres y danzas interpretadas por un tambor; esto dio inicio a una danza tradicional de nuestra región tabasqueña.
Es uno de los pocos ejemplares juntos con su familia que sigue la tradición al margen del día, en temporadas de altas temperaturas la madera de los troncos esta seca y la poca humedad del ambiente favorece a la fabricación de instrumentos ya que su proceso es un poco tardado. El calor de la piel de borrego es acariciado por los rayos del sol ardiente como en los días de mayo, ese cuero hace retumbar la tierra llena de algarabía, el cilindro de madera lleva cicatrices provocadas por un hombre que ha dejado huella de esfuerzo y dedicación. El armónico cantar de una flauta de carrizo viaja en el aire convirtiéndose en una garza blanca que aterriza en nuestros sentidos.
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Es una curiosa sensación cuando escuchamos sonar el tambor y una flauta de carrizo, la mente de un tabasqueño empieza a viajar y nos aterriza en algunos escenarios de la cultura de nuestros ancestros chontales. Ver como gota a gota de sudor van humedeciendo su vestimenta mientras va provocando danzas, movimientos de hombros o simples movimientos de pies de las personas a su alrededor, escuchar cómo suena el ave convertida en flauta que en cada orificio es un sonido distinto, ver cómo se va vibrando el cuero tensado sobre el cilindro de madera seca que lleva en sus paredes los antecedentes del esfuerzo y dedicación de un artesano y el desgaste de una rama de árbol de oro verde que fue tallada convertida en baqueta, es inigualable ver nuestra naturaleza convertida es una joya musical.
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EMOCIONES
Es una marea de emociones cuando nuestra música cultural entra en nuestros oídos, recorre cada rincón de nuestra mente y nos traslada a la fiesta más grande de los tabasqueños; ese piso rustico de piedras que va gastando la suela de los zapatos, toda la gente que va admirando lo que encuentra a su paso mientras que la pupila se va alimentando de la diversidad de colores que puede encontrar, el olor de la butifarra, los tamales y la gran variedad gastronómica que se hace presente en cada local y nos empieza a abrir el apetito al igual que esa rica bebida hecha de maíz y cacao tan refrescante que se disfruta cuando el calor nos aborrece, ese olor tan suave y distinguido del dulce leche o de coco, y nuestros ojos se iluminan por lo colorida que son las artesanías.
Es un combo cultural de sabores y olores que se pueden recordar con nuestra música.
Es indiscutible no sentirnos orgullosos de nuestra música, de esta gran riqueza que tenemos los tabasqueños, es un privilegio que pocas personas de otros estados pueden apreciar.