Elaboran y ofrecen pan de muertos a los fieles difuntos

Ubicada en el corazón de la ciudad, se convierte en una de las tantas opciones culinarias que sumergen a la alta panadería de la entidad.

El estampado del papel china que cuelga en lo alto del mercado es el preámbulo; la fuerza de voluntad cae rendida a los pies del olor y sabor hipnotizante de un bollo de yema o resobado.

Al respecto Mario Jesús Cámara, manifestó que los hay de todos tamaños y precios, rociados de ajonjolí y gragea.

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Con más de 37 años de tradición, en este lugar trabajan más una docena de personas; los preparativos para la realización inician desde meses antes, explico, quien junto con otras cuatro encabezan la producción del alimento.

El proceso de unos 100 panes de yema, mantequilla o resobado, tardan aproximadamente unas cinco horas dice Minita, pero la elaboración no culmina ahí.

Después del cocimiento, los panes tienen que enfriarse para continuar con el decorado, el cual consiste en figuras hechas a mano con una pasta hecha con una mezcla de azúcar, huevo y limón que da un sabor único. La maestría es evidente; el betún toma formas insospechadas desde una Virgen de Guadalupe, la de un Cristo en la Cruz, así como las flores y mariposas que se plasman en los bollos.

Precios económicos, pero no alcanza

Sin embargo, los letreros son fulminantes: “Pan de muerto a 40 pesos”, son económicos, pero Elizabeth Pérez revisa su monedero y sabe que no le alcanza. El ruido que provoca el cierre de su cartera la delata y se aleja disimuladamente para evitar ser evidenciada.

Juana Cristóbal, otro de los panaderos, reconoce que el precio se mantiene, pero el dinero no alcanza. “Sí, el precio casi es el mismo del año pasado, pero también los materiales han subido”, aseveró.