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TABASCO
Con la llegada de 'Pascual' se cristaliza un sueño
Cunduacán, Tab.- Desde hace 34 años, el mes de mayo es memorable para Pascual, la cooperativa refresquera 100 por ciento mexicana, simbolizada por un singular pato y rescatada de la quiebra por sus propios trabajadores a mediados de los 80… y ahora también lo es para Tabasco.
Su primera planta de producción de bebidas elaboradas con las mejores frutas del campo mexicano, hoy, aquí, en proceso de construcción con una inversión de 227 millones de pesos, en un predio de más de 10 mil metros cuadrados, para conquistar desde esta tierra los mercados del Sur-Sureste y Centroamérica, bien vale la referencia histórica.
El peculiar rugido del trascabo, en labores de acondicionamiento del terreno, rompe la apacible jornada de lunes en el Parque Industrial Tabasco Business Center (TBC), nueva casa de la tercera fábrica de la firma. Un grupo de cuatro empleadas con playeras grises bordadas con los inconfundibles logos de Boing y Pascual, dan los últimos retoques a la placa de cemento de un metro cuadrado que será la protagonista de la mañana.
Entre risas, nerviosismo y bajo la sombra de un enorme árbol, las cooperativistas recortan afiches con distintivos de la marca e inflan un par de globos verdes que amarran a dos varas de plástico en tono blanco. Los motivos tienen el propósito de adornar la lápida grisácea depositada en el piso, en un área estratégica. Ese es el lugar. Allí será colocado el cubo que encarna a la primera piedra del inmueble.
A un costado de esa porción de tierra, delimitado por mallas y banquetas, se yergue un enorme toldo sobre una de las avenidas principales del parque industrial, el cual resguarda el espacio acondicionado para ser testigo del trascedente evento. Poco a poco las filas de sillas negras acomodadas para recibir a los invitados comienzan a ocuparse hasta que no queda ni una sola butaca vacía. La zona está a reventar. Expectativas superadas.
“¡Le hubiéramos pedido más!”
Alrededor de las nueve horas con 58 minutos, dos minutos antes de la hora pactada, arriba al TBC el gobernador Adán Augusto López Hernández. Llega acompañado de su esposa, la presidenta del Sistema DIF Tabasco, Dea Isabel Estrada de López y la plana mayor de la Sociedad Cooperativa Trabajadores de Pascual. Los invitados de lujo denotan su alegría… y no es para menos.
El mandatario, sin renunciar a su estilo, se deja abordar por la gente para, incluso sobre la marcha, atender los temas urgentes, pero también importantes para la gobernabilidad. Un conjunto de cinco adolescentes, tres mujeres y dos hombres, de la telesecundaria “Carmen Arias Torres” de la ranchería Huimango tercera sección se plantan frente al gobernante y protagonizan el momento chusco del día.
Acompañados de su profesor Eleuterio Pulido Ruiz, los jovencitos liderados por una alumna de tercer grado, Daniela Michelle Antonio Pérez, apelan a la comprensión del Gobernador y piden un transformador para su escuela. Se les concede. Solicitan equipo de cómputo… también logran una afirmación. Asienten entre risas tímidas. Recién amarrado el acuerdo con el jefe del Ejecutivo, de forma espontánea uno de los varones interpela con tono de lamentación a quien fuera la portavoz de toda la escuela: “¡Le hubiéramos pedido más!”. Estallan las carcajadas. Su profesor, a cómo puede contiene la risa, los consuela y volteando a ver a Daniela Michelle, que luce graciosamente abatida por la inocente recriminación, la reconforta: “¡Nuestro cometido ya estuvo!”.
“Señal inequívoca de confianza”
La semana recién inicia con una “inequívoca señal de la confianza que los inversionistas tienen en Tabasco”. Esa es la primera sentencia que dicta el gobernador Adán Augusto López ante directivos de la empresa como don Salvador Torres y don Julio Cárcamo; cooperativistas; líderes empresariales; la alcaldesa Nidia Naranjo Cobián, e integrantes del gabinete estatal. Todos escuchan atentos.
Recuerda que siendo senador de la República, allá por el año 2014, junto con el grupo parlamentario de izquierda al que pertenecía, dio la batalla para evitar la imposición del gravamen a las bebidas azucaradas y defender a la Cooperativa Pascual en aras de que quedara exenta de ese impuesto. Al final, “nos pasaron encima la mayoría legislativa y no se pudo”, se confiesa. Sin embargo, de ese episodio brotaron lazos de afinidad.
López Hernández cuenta que tras recibir de parte de la empresa un correo electrónico de felicitación el 10 de julio del año pasado, apenas nueve días después de ganar la Gubernatura, arrancaron las pláticas y comenzó a explorarse la posibilidad de la planta industrial.
“Les llamé y quedaron en venir; estuvieron aquí en agosto del año pasado; les planteé la idea y pusieron de manifiesto su interés de invertir… y empezamos a construir el sueño. Primero fue el terreno, luego regresaron con un esbozo más avanzado. Y hoy ya estamos cristalizando el sueño”, se sincera.
Su presencia en esta pródiga tierra, “no es nada más producir el refresco –ahora ya saben que mi consentido es el de mango, aunque no le hago el feo al de guanábana o al de uva–, es creer en Tabasco; es crear una sinergia de cooperación; es establecer una relación con los que producen limones, guayaba, guanábana; es la oportunidad de seguir avanzando hacia una economía que no sólo dependa del petróleo”, concluye.
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