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El día que profanaron la tumba de María Félix.
EL ÚLTIMO DRAMA FAMILIAR
- El 8 de abril de 2002, día en que María Félix hubiera cumplido 88 años, México despidió a su máxima diva con honores fúnebres dignos de una emperatriz en Bellas Artes.
Mientras el mundo lloraba el fin de una era del cine de oro, nadie anticipaba que el verdadero drama comenzaría después: codicias familiares convertirían su herencia en un campo de batalla que mancharía la imagen cuidadosamente construida por la actriz a través de 47 películas, varias consideradas obras maestras del séptimo arte.
Pocas horas después del fallecimiento de la actriz, su hermano Benjamín Félix acudió a las autoridades para presentar una denuncia penal, al sospechar que las circunstancias de su muerte no eran claras.
La familia también cuestionó el acta de defunción, que consideraron falsa y con inconsistencias. Las dudas fueron tan graves que, cinco meses después, se ordenó la exhumación del cuerpo para investigar un posible envenenamiento.
En la madrugada del 29 de agosto de 2002, funcionarios de la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México llegaron al Panteón, bajo estrictas medidas de seguridad, para realizar el trámite de exhumación del cuerpo de María Félix.
El área de la tumba fue aislada con una carpa blanca que permitió el trabajo discreto del equipo forense. En una meticulosa labor que se extendió por cinco horas:
- Se exhumó el féretro
Los restos fueron colocados en una bolsa de plástico especial
Se trasladaron al anfiteatro del cementerio
- Los médicos legistas recolectaron muestras clave:
Órganos vitales (hígado, riñones, pulmón)
Cabello y uñas (para análisis toxicológicos)
A pesar de la ausencia de declaraciones oficiales, un médico designado por la familia Félix —quien presenció el procedimiento— confirmó que el buen estado del cadáver facilitó la recolección de las muestras requeridas para los análisis forenses.
Tras completar los estudios, los restos de la actriz fueron reintegrados a su sepulcro. Los resultados, difundidos posteriormente, descartaron cualquier indicio de homicidio, lo que llevó al archivo de la denuncia. Como consecuencia, se mantuvo vigente el testamento original que beneficiaba a su asistente personal, Luis Martínez de Anda, como único heredero.
Debido a que nadie pudo acceder al panteón, empezaron a circular diversos tipos de rumores, el más popular hablaba de un posible ritual satánico. Luego de los hechos, su amigo Manuel Ávila Camacho hizo una declaración al respecto.
"No la encontraron boca abajo, pero si había cosas raras: tenía pelo, los ojos estaban abiertos y no estaban carcomidos. Además, le quitaron los órganos y la volvieron a enterrar sin ellos. Ese es un ritual satánico".
- 07/05/2025
- 07/05/2025
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