Candidaturas, cuotas y acuerdos temporales; un adelanto de la reagrupación partidista
Corre el plazo para hacerlo en las presidencias municipales y las diputaciones locales.
Los partidos, más bien las dirigencias y los grupos hegemónicos en los partidos, han decidido ya quiénes los representarán en la disputa por las senadurías y diputaciones federales. Corre el plazo para hacerlo en las presidencias municipales y las diputaciones locales. Lo que observo ahora me confirma una percepción ante las circunstancias políticas derivadas del sismo electoral del 2018: se acabó el sistema de partido único y las organizaciones tradicionales están en crisis.
Habrá, pues, nuevos partidos y reacomodos a partir del 2025. Y también, me parece, un resurgimiento de las organizaciones civiles y no partidistas.
En lo que toca a los precandidatos, la dispersión y el reagrupamiento serán porque en la nómina de aspirantes de prácticamente todos los partidos, incluido Morena, lo que prevalece es un reparto por cuotas, grupos, sin que implique la identificación de un proyecto. Más evidente cuando los resultados de las votaciones definan quiénes llegarán finalmente a las cámaras. Habrá un poder dividido, independientemente de quien obtenga la mayoría formal. Un poder dividido en el legislativo y de éste frente a la Presidencia.
JUNTOS PERO DESUNIDOS
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EN MORENA se abre una gran incógnita sobre cómo se conducirá un Senado con Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Fernández Noroña, como cabeza de cada una de las corrientes que se disputaron la candidatura Presidencial; sin contar con que el reparto del legislativo también es diverso. Una etapa en la que el liderazgo dominante de López Obrador habrá entrado en otra dinámica. ¿Habrá un proyecto nacional?
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Algo parecido se planteará a nivel local, donde la coalición en el poder, encabezada por Morena, tiene diferencias que pueden parecer reconciliadas para llegar a las elecciones con un reparto de candidaturas –reparto no surgido de un proceso democrático abierto, sino de acuerdos coyunturales-, pero donde pueden advertirse dos propuestas no compatibles: la transformación del estado o la continuidad de un sistema agotado desde inicios de siglo, por lo menos.
De la oposición todo indica que el motivo que los mantiene y mantendrá en bloque es su rechazo a todo lo que implique al lopezobradorismo. Lograron tener una figura mediática (Xóchitl Gálvez) frente a Claudia Sheinbaum; pero esto resulta coyuntural, requieren mucho más.
DUDAR DE LA DEMOCRACIA
OTRO TEMA de fondo en el paisaje de la batalla que viene.
Por razones de coyuntura electoral, México acuña un nuevo tipo de democracia: la ´democracia excluyente´. Lamentable, pero real. El concepto es paradójico, aunque es lo que hay. Veamos por qué.
Enrique González Pedrero explicaba que la democracia depende de un pequeño detalle técnico: las urnas. Ese pequeño (gran) detalle implica funcionamiento sin fraudes. Si las urnas ofrecen oportunidad de representación popular a las agrupaciones partidistas y ciudadanos independientes, entonces la democracia como sistema político funciona razonablemente bien y no habría debate por exclusiones.
Algo profundo falla en la república cuando los grupos políticos se acusan mutuamente de no ser demócratas. Si ambas partes caben en las urnas, la democracia funciona. Lo otro, desconocer las urnas, parece un recurso desesperado.
Se comprende que exista alto contraste entre posturas. Incluso tensión, cuando se acercan las campañas y está en juego la conducción del país. No se comprende, en cambio, la descalificación mutua del piso democrático. Si sólo de un lado hay demócratas, el corolario lógico es que el otro lado sobra. Esto no es así, si de democracia se trata.
Lo preocupante de este clima político de "democracia excluyente" es que impacta en la opinión pública y se convierte en clima mediático, lo que por repetición puede convertirse en clima social de persecución a lo diferente. De hecho, se trata de un círculo vicioso porque -en el origen de la cosa pública- lo que empieza en lo social se instala en lo político y pasa a lo mediático. Y ahora va de reversa: lo mediático echa leña a lo social, y que se refleja a su vez en un aumento de la temperatura política.
Llegados a este punto, ¿a quiénes conviene la descalificación de las urnas en México, la descalificación del detalle técnico fundamental de la democracia formal? Esta pregunta –clave- ubica lo que puede ser el clima de opinión pública de la campaña presidencial que arranca en marzo.
HABERES
NO DEJA de llamar la atención el proceso que actualmente vive el PRI, y sobre todo el tricolor tabasqueño: la tradicional fuerza apabullante de su estructura y sus operadores ha desaparecido, o quizá se esparció en otros partidos. El registro casi clandestino de sus candidatos a diputados federales en los seis distritos electorales de Tabasco, fue similar a lo que hicieron PRD y Movimiento Ciudadano (MC). Lejos los tiempos de las verbenas y las masivas concentraciones de simpatizantes. (vmsamano@hotmail.com)