Día con día
24/02/2025
Trump con Putin: abrazos, no balazos
Una terrible semana fue para la Unión Europea y Ucrania la de las primeras definiciones de Trump sobre su prioridad de negociar con Putin sin Ucrania ni la Unión Europea.
En una entrevista con Shaun Walker de The Guardian, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski dijo que Europa no es capaz de garantizar la seguridad de Ucrania si Estados Unidos retira su apoyo en la guerra.
Fue precisamente lo que dijo poco después en Bruselas el secretario de la Defensa estadunidense, Pete Hegseth, a sus colegas europeos: que Europa tendría que garantizar la defensa de Ucrania porque la seguridad de Europa no sería prioritaria para Washington.
Reiteró esta postura el vicepresidente Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde dijo que Europa debía dar un "gran paso adelante para financiar su propia defensa" y que el verdadero enemigo de la Unión Europea no estaba en Rusia, ni fuera de Europa, sino en su propio seno, por "limitar la libertad de expresión", "permitir la inmigración masiva" y renunciar a sus "valores fundamentales".
Nada tan brutal, sin embargo, como el plan de Trump de negociar con Putin directamente la paz en Ucrania, al tiempo que exige a Ucrania la cesión de lo que parece ser un tesoro de minerales raros en su territorio.
El momento es escandaloso. Muchos observadores de la escena mundial han recordado otro desdichado momento de Múnich en la historia europea, el momento en que el primer ministro inglés Neville Chamberlain, para apaciguar a Hitler, concedió que empezara la expansión territorial alemana que terminó en la Segunda Guerra Mundial.
Para un gran historiador y testigo de la realidad europea, Timothy Garton Ash, el plan de apaciguamiento de Trump hace ver a Chamberlain como un "político realista de principios firmes".
La insensata capitulación de Trump ante Putin, dice Garton Ash, es "una traición a Ucrania y un terrible trato". En algún momento hubo la esperanza de que Trump abordara el caso de Ucrania con su lema "paz mediante la fuerza", pues Putin sólo entiende el lenguaje de la fuerza.
"Ahora vemos", dice Garton Ash, "que Trump no sólo amenaza a países amigos, sino que se pliega a sus enemigos" (The Guardian, 13 febrero, 2025).
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