Telmex, la  del viejo lema <hablando se entiende la gente>, la  que  comunica e integra a los mexicanos, de Baja California a Yucatán, sirviendo a más  de 24,000 comunidades, la gran mayoría con números rojos, sin  los ingresos suficientes para los gastos de mantenimiento y operación, comunidades que nunca servirían las trasnacionales, solo interesadas en los grandes centros de negocio.

Telmex, la estigmatizada por nuestras autoridades con  medidas asimétricas que le imponen penalidades y restricciones, como <empresa dominante>, al grado de obligarla a dividirse, en tanto que otorga beneficios y franquicias  a las trasnacionales. Telmex opera en 17 países donde tiene tripleplay, facilidades con que no cuenta en México.

Telmex, la que integra al país con su sistema de repetidores de microondas y de fibra óptica, enlazando sus centrales totalmente digitalizadas y que oferta una red nacional de fibras ópticas de más de 500,000 kilómetros que dan comunicación y viabilidad a las empresas  y respaldan el desarrollo  nacional.

Telmex, la empresa con visión social, con personal con 15 años de escolaridad como mínimo, con un robusto contrato colectivo con las más altas prestaciones  y el mejor sistema de jubilaciones del mundo.

Telmex, que otorga  becas a estudiantes, habiendo beneficiado a millones, dona equipos médicos de alta especialidad,  ha pagado fianzas a  más de 100,000 indigentes, ha instalado más de 3,500 aulas y bibliotecas digitales y más de 3,500 sitios públicos de acceso gratuito a internet, pagado más de 600,000 cirugías y más de 10,000 trasplantes de órganos,  donado cientos de miles de bicicletas en una interminable lista de apoyos sociales que desde luego no tiene su competencia trasnacional.