OPINIÓN

Somos silencios de paseo breve por el ruido
05/04/2025

CADA DÍA TIENE su propio afán.

SIN DUDA CADA DÍA TIENE su propio afán. No está mal prever, planear, construir visión de futuro. Todo ello está bien, solo que es en el día a día donde se enfrentan los retos. Se pierde salud cuando nos obstinamos en recordar farragosos y hostigosos instantes que fueron o serán (en la posibilidad).

HAY QUIENES SE INSTALAN EN EL PASADO. Y cómodamente repasan lo que ya fue, aun lo que late, las cenizas del fuego, los escombros de un edificio de ilusiones derrumbado. Solazarse allí no está tan mal que digamos, pero visitemos y salgamos.

HAY QUIENES SE INSTALAN EN EL FUTURO. Y allí andan mostrando sus desnudeces de precavidos sabios, que no llegan a ningún lado. Y se desesperan. Y quieren que ese futuro sea el presente hecho realidad. Y tampoco. No está tan mal echarse la vuelta al futuro en naves aunque no tengan tren de aterrizaje. Pensemos en ello.

ES EL JUEGO DEL TIEMPO en el que se debate el hombre. Es el campo del azar donde se desarrolla la existencia humana. Es un espejo con muchos espejos enfrente y detrás.  Es el laberinto de Borges con salidas invisibles por todos lados que parecieran ninguna. ¿Qué sabio nos introdujo allí? Y ¿con qué fin? ¡Responded aunque sea solo una vez en la vida!

ES EL TREN DE LA EXISTENCIA SIN RETORNO y con múltiples paradas de cuitas, sangre,  llanto, horrores. Es el devenir, el porvenir y el irse. Es el no estar, luego estar, para no estar. Es el pin pam pum de feria del que nos hablaba en versos de fuego el prometeico poeta León Felipe. Es el fondo del pozo desde donde hablamos.

TAMBIÉN RUTA DE TREN CON PARADAS de risas, abrazos, besos y versos. Es el tren donde vamos sin saber que vamos porque retornamos al fuego, al agua, al aire, a la tierra a la nada. Vamos en tren sordo. Miramos árboles que pasan raudos sin saber que ellos indiferentes nos miran en nuestro paso por ventanales que nada les dice.

EL PRESENTE ES UNA ILUSIÓN, instante que al nombrarse pasa. Silencio que se rompe para volver al silencio. Somos, sí, silencio que salió por breve instante a pasear al mundo del ruido. Incertidumbre. Espera paciente de algo que no va a suceder. Los bárbaros ya están aquí, Kavafis,  y no los reconocimos. Itaca fue la ilusión vendida y perdida. Seguimos en la sala de espera que nos parece creer que nos llamarán. Y no.

ME SORPRENDIÓ CUANDO ME ENTERÉ del deseo de "mucha mi3rda" para las personas de teatro cuando van principalmente al estreno de su obra. Defecados elementos que vuelven a la tierra en abundancia, prueba de que hubo mucho público que llegó a caballo. Eso es lo que nos deseamos a nosotros mismos en el teatro de la vida. Sí, mucha mi3rda, demasiada.

DECÍA DEL PASADO que más no existe solo en recuerdo y que a veces vuelve en sueños. Aquí andamos como visitantes que vamos a ver nuestros fantasmas padres, abuelos, amigos y amigas. Ese es el recuerdo. Y creemos ilusionados que irán a vernos también cuando más no estemos. Y nosotros desde allá riamos a carcajada por el tanto engaño del ilusionista mayor. Titiritero sin manos.

¿Y EL FUTURO? No es más que el material de lo que no hemos soñado aún, masa de barro  a la que tratamos de darle formas sin tener idea de qué sigue. Y allí andamos trastornados perdiendo este instante en el que escribo. En el que vivo. En el que vives. En el que nos soñamos ser. Ilusiones sucedáneas ganadas por las pérdidas.




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