Soberanía y decolonialidad en la reforma al Poder Judicial
Los derechistas y quienes no se han esmerado en estudiar a fondo esta contradicción, presentan una resistencia -o un desconocimiento honesto- a esto que es una revolución pacífica.
En los países de Sudamérica, la derecha clasista (pro europea) que ha perdido las elecciones ante los pueblos, mayormente constituidos por indígenas, afrodescendientes y mestizos, cansados de la desigualdad y robo de sus territorios, ya no estilan los golpes militares muy practicados durante el siglo XIX y ¾auspiciados por Estados Unidos¾ en el XX, sino que recurrieron a recursos legaloides orquestados desde el Poder Judicial, vía la Corte Suprema de estos países.
Conocedor de la historia, gran estratega político y un líder de talla internacional, nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, cabeza del movimiento revolucionario conocido como Cuarta Transformación, ha propuesto una reforma al Sistema Judicial de México.
Los derechistas y quienes no se han esmerado en estudiar a fondo esta contradicción, presentan una resistencia -o un desconocimiento honesto- a esto que es una revolución pacífica.
Ellos esgrimen que no se puede elegir a los ministros de la SCJN de manera popular porque se va a deteriorar la impartición de justicia, porque sólo ciertos expertos pueden interpretar las leyes, que -de sobra sabemos- requieren estudio profundo y serio, preparación académica y no improvisación. ¿Acaso no tenemos en México más ciudadanos formados en Derecho? Esta idea prejuiciosa desestima la gran capacidad que ha demostrado el pueblo de México para elegir a sus autoridades, no reconocen la gran labor de morena en lograr la politización de los mexicanos y la toma de conciencia histórica. ¿Acaso no sabremos elegir a jueces y ministros? ¿Por qué no entienden que la voluntad general en las urnas se ha manifestado a favor de la reforma al poder judicial?
También dicen que los jueces y ministros que resulten electos se desviarán de la justicia, porque tendrían compromisos con políticos, narcotraficantes y otros bandidos. Al margen de las medidas protectoras y prohibitivas contenidas en la iniciativa de reforma, cabe preguntarse, ¿no eso de lo que padece actualmente el Sistema de Justicia? , ¿no se venden los jueces al mejor postor?, ¿no ha sido la SCJN la que en los últimos 35 años avaló los intereses del gran empresariado neoliberal en detrimento del bienestar del pueblo?, ¿no son ellos los que ordenan la liberación de traficantes y políticos acusados de corrupción y emiten amparos en contra de obras públicas y otras acciones ejecutivas?
Afirman que no se puede elegir jueces y ministros de la SCJN de manera popular porque nunca lo han visto en su vida o no saben que se haga en otros países. La Dra. Claudia Sheinbaum posteó en su cuenta de la red X, que en "43 de los 50 estados de los Estados Unidos de América se eligen los jueces por voto popular".
¿Realmente no se pueden elegir figuras judiciales por sufragio universal? Es una idea colonialista, impuesta por el modelo político ideado por europeos en el siglo XVIII, mismo que se extendió gradualmente en las posteriores centurias en América (s. XIX), África y Asia (s. XX).
Cabe recordar que la Constitución Política de 1917 fue la primera carta magna del mundo en reconocer los derechos sociales, económicos y culturales. El pueblo de México innovó. Si los ejemplos de jueces y ministros de la SCJN elegidos por sufragio universal no existen o son escasos, o no hay elementos para un derecho comparado internacional, ¿por qué nuestra nación no habría de crear nuevos referentes? Los mexicanos comprometidos con la decolonialidad deseamos transformar nuestro Sistema Judicial.
Respaldamos al presidente Andrés Manuel López Obrador en esta reforma porque comprendemos que constituye una vía para liberar al Poder Judicial, y principalmente de la SCJN, del grupo conservador que se escuda en estratagemas legales para obstruir el avance de los cambios que el pueblo mexicano propone vía sus representantes de la 4T.
Es una realidad que los líderes de partidos conservadores y organizaciones empresariales están atrincherados en la SCJN. Esto también ha salido a la luz, en diversas ocasiones se ha evidenciado el buen entendimiento (directo y sin justificación institucional) de la Ministra Presidenta de la SCJN, Norma Lucía Piña, con líderes del PAN y el PRI; además de que han estado usando todo el aparato del Poder Judicial para frenar los proyectos de la Cuarta Transformación, por no convenir a los intereses económicos de sus representados y jefes. No es una Corte independiente, está al servicio de la oligarquía neoliberal mexicana y extranjera.
En México, pronto veremos a los conservadores desocupar la SCJN para no obstaculizar la revolución del siglo XXI. En México no tendrán la posibilidad de dar los golpes de Estado que los derechistas han orquestado en países hermanos de Sudamérica en las últimas dos décadas.