Segundo Piso Energético
En sus 100 Pasos para la Transformación, la política energética se visualiza a partir de una tarea dual
México no tendrá sobresaltos en el sector energético. La política 2024-2030 delineada por nuestra próxima presidenta Claudia Sheinbaum Pardo para garantizar la buena marcha en esta área tendrá una línea de continuidad, aunque sin descartar flexibilidad y ajustes para enfrentar los desafíos presentes y futuros.
En sus 100 Pasos para la Transformación, la política energética se visualiza a partir de una tarea dual: primero, el correcto funcionamiento del sector energético; y segundo, la construcción de bases sólidas para vencer la inercia y redireccionar al sector hacia un futuro real y sostenible.
Es necesario para lograr esos objetivos, reconocer el declive geológico; así como la abundancia de las energías renovables, pero también sus limitaciones.
La disponibilidad de minerales como el litio para satisfacer la demanda y la posibilidad de continuar el desarrollo de tecnologías alternativas sin aumentar el consumo de energía, constituye un ejemplo del reto que se avecina.
Partiendo de los principios de soberanía, seguridad, sustentabilidad, solidaridad y sensatez energética; se plantea el desafío de descarbonizar la matriz energética.
Esta tarea implica disminuir la intensidad energética de la economía, reducir la contaminación y erradicar la pobreza energética, para dotar al país de un sistema energético robusto, confiable, resiliente y sustentable.
Los criterios para su instrumentación son el interés nacional; la planeación a largo plazo; la seguridad física de consumidores, trabajadores e infraestructura energética; y el cumplimiento de los compromisos internacionales.
Aunado a ello debe privilegiarse el máximo beneficio colectivo; aprovechamiento inteligente del patrimonio energético; la cohesión social; los equilibrios regionales; el consenso y la participación ciudadana, vida digna y respeto a los derechos de personas, comunidades y pueblos originarios.
Rumbo hacia el segundo piso energético, el gran reto es acelerar la transición energética, garantizando el suministro de energía con precios y tarifas accesibles.
Con ello, México imprimirá mayor sostenibilidad a su desarrollo, cumplirá con las metas nacionales de energía limpias; mitigará y enfrentará el cambio climático, cumpliendo y honrando sus compromisos internacionales.
Para esto, cuidando la confiabilidad y seguridad de la red, se establece la necesidad de modernizar, robustecer y expandir las redes de transmisión y distribución, con el objetivo de lograr una mayor integración de generación variables de plantas eólicas y solares.
El Sistema Interconectado Nacional, a pesar de que tiene una capacidad instalada que rebasa la demanda máxima en más de 70%, su reserva operativa es de solamente 8%, por lo que se plantea elevarla a un 20%.
La electromovilidad es otro tema clave de la política energética del segundo piso, ya que el transporte es el principal consumidor de energía final y disminuir su demanda de combustibles fósiles exigirá un esfuerzo mayúsculo en producción de combustibles y electricidad verdes; así como la migración de los vehículos convencionales tanto individuales y colectivos a híbridos y eléctricos.
La política energética del segundo piso de la transformación también toma en cuenta el proceso internacional de relocalización de empresas y la participación de México en el T-MEC como factores que inciden en un aumento de la demanda de energía limpia. (Diputado Federal/ Presidente de la Comisión de Energía)