PUNTOS SUSPENSIVOS
Nos falta gramos de conciencia: Lamoyi
Marco Tulio Lamoyi es un artista plástico tabasqueño que viaja constantemente dentro y fuera de México. Su calidad como pintor, escultor y fotógrafo le abren puertas para exponer en bienales y salas de arte de altos vuelos.
El pasado miércoles vivió en carne propia un acontecimiento que en el trópico se resuelve a gritos, golpes y tal vez hoy con un arma de fuego.
Su vehículo fue golpeado de manera directa -no por accidente- ya que son de esas ocasiones que en cuestión de segundos sucede, sin imaginarlo.
El artista al grabar la escena del hecho encuadra con la cámara de un celular cómo parte de la sociedad se está perdiendo.
Comenta que un joven al dar reversa choca con la puerta de su vehículo con toda la alevosía y ventaja. Al darse cuenta, el sujeto-culpable, llama por teléfono y en cuestión de minutos otra persona acude al lugar, se trata del padre, quien sin pensarlo arranca la unidad e invita al hijo para emprender la huida. Ambos en completo estado de ebriedad. Las placas del vehículo se aprecian en la grabación.
Al preguntarle a Marco Lamoyi qué sucede con este tipo de comportamiento, me responde: “Nos falta gramos de conciencia”.
Al tomarlo como una experiencia casi fugaz, sostiene que los jóvenes están fuera de ruta, pero más los padres. Los que servían de guía perdieron la brújula, y los que vienen atrás andan casi a ciegas… a tientas.
Actos como estos representan grietas que se convierten en heridas para la sociedad, y que si no actuamos a tiempo es difícil que cierren por sí solas.
No estamos viendo más allá sino a través de un cristal opaco que nos permite observar siluetas, ser prospectos a una ceguera irreversible.
Abandonarnos. Estar en el conformismo. Celebrar entre padre e hijo estas acciones, donde como “valientes” triunfan solo para ellos. Es parte de una respuesta desequilibrada.
En el video se escucha a un padre decirle a quien graba (afectado): “haz lo que quieras”.
La ignorancia nos lleva a perder los valores. Se culpa a todos menos a uno. Mientras los hijos persiguen esos pasos.
Falta educar, compartir, platicar, regalar libros, ser respetuosos, elevar la conciencia para formar personas empáticas.
No es un programa de adiestramiento, es crear sabiduría. Tomar en cuenta que los jóvenes no desean escuchar normas ni consejos, menos una doctrina, lo ideal es llevarlos a la reflexión por sí mismos. Partir de una realidad.
Las manifestaciones creativas ayudan. Lo mismo la motivación. “El retrato del artista adolescente”, “Pedro Páramo” y “Carta a un joven poeta”, podrían auxiliar.
Marco nos regala esta amarga experiencia, pero de ella nos enseña el equilibrio de su interior. Aunque asienta, “nadie es perfecto”.
Al final me comenta: “no culpemos al tiempo. Mañana los hijos serán padres. La fórmula puede repetirse”.
No se trata del golpe a la puerta de un automóvil. Es ir más allá, descubrir esa acción deshumanizada donde día a día estamos cayendo, y compartir un acto que nos lleva a la reflexión para preguntarnos: ¿Hacia dónde nos dirigimos?
Por cierto que aprovecho para relatar brevemente otra experiencia: un joven estacionó de manera arbitraria su camioneta obstruyendo la entrada a un domicilio. Los habitantes de esa casa llamaron al 911, quienes de manera amable respondieron al pedido de auxilio; una grúa remolcó la unidad por estacionarse en lugar prohibido. Posteriormente aparecieron los padres del conductor reclamando a quienes inicialmente su hijo había afectado. La autoridad actuó correctamente. ¿Aprenderán los abusivos?
PARÉNTESIS
El secretario de Educación (Setab), Guillermo Narváez Osorio, informó que como resultado de la auditoría a la plantilla laboral, 700 maestros no fueron encontrados en sus lugares de trabajo. De éstos, ocho ni siquiera fueron reconocidos como docentes por los directores, por lo que se les suspendió su salario. Hay que poner orden. (kundera_w@hotmail.com)