PRD, un partido que languidece; al igual que el PRI
Eso pegará duro a los planes futuros en todos los rubros de la actividad partidista
La pérdida del registro del PRD como partido nacional repercutirá financieramente en las 13 entidades donde aún lo mantiene, entre ellas, Tabasco. Las dirigencias locales tendrán que apretarse el cinturón.
Si de por sí batallaron en el reciente proceso electoral por la falta de financiamiento, la situación se pondrá más crítica para mantener activa la estructura partidista en los estados donde conservaron el registro.
Eso pegará duro a los planes futuros en todos los rubros de la actividad partidista, principalmente en lo electoral. En la próxima elección será más complicado mantener el registro ante la escasez de recursos que desde ahora se vislumbra.
La situación del PRI tabasqueño es similar a la que le tocará vivir a partir de ahora a la dirigencia perredista local. Aunque a nivel nacional el tricolor mantuvo sin problemas el registro nacional, su votación sufrió un severo retroceso, y, por tanto, también disminuirán sus prerrogativas.
Aquí en el estado lo conservó de milagro. De panzazo alcanzó el 3.22%, suficiente para no perderlo y acceder al financiamiento público, aunque este disminuirá en la misma proporción en que su votación decayó el dos de junio. Es decir, menos dinero público para su operación política.
A ambos partidos les tocarán tiempos muy difíciles. La dura realidad los agarró desprevenidos o demasiado confiados. Las cuentas alegres que hicieron sus dirigentes no cuadraron con el cómputo oficial de los votos.
Dijeron públicamente que contaban con el respaldo de la ciudadanía, que los tabasqueños estaban decepcionados de los gobiernos de Morena y deseaban un cambio y ellos encarnaban ese cambio; no se cansaron de atacar, criticar y descalificar sin proponer nada a cambio.
El veredicto de las urnas se decantó por la continuidad de la transformación. Dice el PRI que organizarán foros regionales en la entidad para reflexionar sobre lo que les pasó el dos de junio.
Sería interesante que ese análisis incluya una autocrítica seria, constructiva, de la que surjan propuestas para recomponer el rumbo, y no insistan en justificar el lamentable papel que como oposición hicieron con el inexistente fraude electoral que tanto alegan.