Polvo enamorado

DE TODAS MANERAS LA MUERTE, cual vigilante terco, llegará para conducirte al destino que corresponde a todos los seres vivos

DE TODAS MANERAS LA MUERTE, cual vigilante terco, llegará para conducirte al destino que corresponde a todos los seres vivos. Animal, vegetal, fungi, monera, protoctista, de todas maneras cesarán las funciones más temprano que tarde. 

EL DESTINO DEL POLVO, aunque se mire o parezca muy distinto además que distante, será el mismo en esencia: integrarse al humus, sea en la alta montaña o llano, río calmo o brioso o intrépido mar. Ya allí, dicho polvo no esperará tiempo para acomodarse. Lo hará versátil al mismo instante de esa comunión en el retorno. Y lo mismo en la cripta tibia o fría. La materia solo se transforma.

A LOS SENTIMIENTOS como el odio o la envidia, guárdalos en una bolsita hermética y ponlos en tu bolsillo del pantalón. Y nunca los sueltes. No por otra cosa, sino que si lo tiras se esparce, si lo quemas cambia a humo y llega más lejos. En cambio si te lo guardas, queda inutilizado. Son un error de fábrica en lo que se llama libre albedrío.

A LOS SENTIMIENTOS como el amor y la amistad prodígalos lo más que puedas. Hazlos viral, diríamos ahora. Y que esa energía abrace a todos los seres posibles, que como semilla en tierra infértil crezca a aunque sea a duras penas, y en tierra fértil sea la norma de la existencia.

DE TODAS MANERAS el tiempo pasa (¿Pasa?, existe el tiempo?) hagas o no algo, te quedes cruzados de brazos, leas o no, te esfuerces o no. La vida tiene sus matices, como la inmensa gama entre el negro y el blanco, y sin embargo el fin viene siendo el mismo para todas las especies. Entre ellas el hombre, el ser humano, la muerte del individuo. Mientras tanto la magia de la reproducción nos mantiene en la existencia.

¿DÓNDE RADICA EL CONCEPTO de hombre o ser humano? Probemos si es en el cuerpo, si es en el cerebro, si es en la función del cerebro. ¿Hay otra justificación para llamarle restos a un cadáver? ¿Radica en lo que llamamos la conciencia? ¿En caminar erguido en dos extremidades? ¿A no tener plumas como planteaba el de los omoplatos grandes? ¿El cuerpo es solamente la manera de existir del ser humano? ¿Cómo un estuche? ¿Como en el viaje en barco por el mar de la vida, que con barco y sin viajeros no tiene sentido?

LA MAESTRA ESCRIBE la palabra amor en el pizarrón. "Ahora piensen en tres palabras con las que relacionen la palabra amor". Y vamos pasando uno a uno. Y cada quien como le fue en la feria, o como le está yendo en la vida en relación a ese concepto tan veleidoso en su significado, tan profuso: "Locura", "compromiso", "cariño", "sublime", "parto", "aprecio", "física", "hipotálamo", "alegría", "apego", "codependencia"... Y así cien palabras más.

SI SE HICIERA UN COLOQUIO de cuerdos o de locos, a cuál preferirías asistir para escucharlos. Los cuerdos dicen que con los cuerdos. Es natural porque espera disertaciones serias, rimbombantes, de aprendizaje que le eleve a niveles insospechados. "Dígame doctor". Y volar en esas nubes viajeras de la ciencia, de los científicos, de la academia. En cambio los creadores preferirán a los locos. Por cierto, sería bueno asomarnos a esos personajes de Lu Sun y de Nicolai Gogol, que llevan el mismo título: "Diario de un loco".

EL HOMBRE MIRA a su alrededor y a las alturas. A su alrededor mira muy poco con su campo visual limitado. Y es un esfuerzo comprender el concepto de la tierra toda con su inmensidad de mares, la estepa ardiente, los desiertos calcinantes, los polos congelados, las playas alucinantes, las altas cordilleras con sus montañas y los valles. Luego pasa a ver la luna y a sentir la luz del sol. Y en la noche el destello que nos llega de las estrellas. Comprende acaso el sistema solar. Y ¿comprende la galaxia? Y ya no digo el concepto de los millones y millones de galaxias.

ATERRICEMOS. Una maravilla la vida y la muerte. La existencia como una manifestación del ser. La flor de botón a esa belleza de tu flor. Y la oruga a esa aparente frágil mariposa. Miro saltar la rana y rascarse la cabeza el mono en su rama. Y me maravillo con el vuelo del ave. Y trato de asomarme a la colmena y a las construcciones de los comejenes y aprenderles de su organización. Todos, polvo. Y salta el poeta Quevedo: "Polvo sí, pero polvo enamorado".