Poder Político
Saltarse las trancas
El Árbitro Electoral sustentado en el rigor de las reglas del juego debería negar el registro de los adelantados en la puja presidencial, habida cuenta que ni el oficialista Movimiento autodenominado de la «Cuarta Transformación» ni el opositor frente de «Va por México» se ciñeron a la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales. Literal, hay un nulo acatamiento al Estado de Derecho Electoral que preservó la Suprema Corte de Justicia de la Nación al declarar la inconstitucionalidad del «Plan B».
Ya no es sólo el proceso echado a andar por los afines al Régimen, sino que ahora la oposición con el acompañamiento de organizaciones la sociedad civil inició el suyo. Ambos fuera del Proceso Electoral Federal Ordinario 2023-2024 previsto para la primera semana de septiembre, y de los Acuerdos por los cuales se reglamenta el juego de la sucesión.
Aunque se asumen como demócratas, la «Cuarta Transformación» y «Va por México», en vías de registrar en su oportunidad el convenio de coalición, con sus acciones evidencian lo contrario al interior y exterior; motivados, no por una lícita aspiración de lograr el propósito con el visto bueno de la voluntad popular que decidirá con su voto.
En armonía con la constitucionalidad y legislación secundaria, nadie se manda solo; aún menos los partidos políticos, sus liderazgos, y sus aspirantes a cargos de elección que tienen y deben competir dentro de las reglas del juego que no puso el Árbitro Electoral sino el Constituyente del Congreso de la Unión, que son de sus afines ideológicos.
No podrá haber elecciones democráticas el 2 de junio de 2024 en el contexto de que a priori partidos políticos y aspirantes no observan los Principios Rectores inscritos en la Base V, apartado A, párrafo 1 del Artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
No podrá preciarse México de celebrar la democracia cuando no hay el piso parejo exigen «Certeza, Legalidad, Independencia, Objetividad y Máxima Publicidad», al que está obligado a hacer prevalecer el Sistema Nacional de Elecciones que rige el INE.
Un Instituto Nacional Electoral que desde la renovación de Consejerías Electorales en el Consejo General transitó de ejercer su autonomía como depositario de la función pública como organizador de elección de las Autoridades de Gobierno, Ejecutivas y Legislativas, a estar alejado de representar los intereses de la voluntad popular. La presidencia recaída en Guadalupe Taddei Zavala olvida su trayectoria de 26 años en el ecosistema.
La «marea rosa» de miles que en la Ciudad de México colmaron el 13 de noviembre la Plaza del Monumento a la Revolución y para el 26 de febrero el Zócalo; se pronunciaron por preservar la Democracia.
Sin embargo, la juramentación y posterior mensaje que tuvo lugar el 4 de abril por parte de la presidenta del INE, Guadalupe Taddei Zavala, ningún sentido hace con un Consejo General con nulos consensos respecto de los Acuerdos y Resoluciones, trascendido a comisiones.
En medio de la mezquina ambigüedad gestada desde el Congreso Constituyente respecto del entrado constitucional y a las leyes electorales debe prevalecer las etapas de 60 días de precampañas y 90 días de campaña que se integran al Calendario Electoral que en breve habrá de emitirse, por sobre una «insultante» prohibición a los actos anticipados de proselitismo a partir del inicio del Proceso Electoral Federal Ordinario 2023-2024, en septiembre próximo.
El placeo de aspirantes a «coordinador de la defensa la transformación» y de sus adversarios que buscan la candidatura presidencial del país legalmente no puede ser validado por el Instituto Nacional Electoral. No hay los argumentos cuando sus procesos internos los llevan fuera de los tiempos que establece la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, a reflejarse en el respectivo calendario en el que se establecen actividades y periodicidad, incluida la notificación al INE por parte de los partidos políticos del método interno previsto en los estatutos, y los informes de gastos de campaña.
Bitácora
«Va por México» podría tener siempre sí su «Tiro» si resultase ser Xóchitl Gálvez, situación que por sus reacciones puso nerviosa a la «Cuarta Transformación» que ya no se siente segura. Ganará quien haga una campaña inteligente, los claroscuros pesan.