El miedo a la "dictadura de las mayorías"
Dicen luchar contra la dictadura y sí en efecto lo hacen
Mienten. No buscan esos "contrapesos saludables y necesarios" en una democracia. Quieren simple y llanamente ejercer su poder de veto contra la voluntad ciudadana libre y limpiamente expresada en las urnas.
Buscan los conservadores frenar la transformación del país y para lograrlo necesitan mantener tal como están hoy, a cualquier costo, esos santuarios en los que se atrincheraron cuando fueron expulsados del Poder Ejecutivo.
Su defensa del Poder Judicial, del Instituto Nacional Electoral, de los organismos autónomos, no tiene nada que ver con la democracia sino por el contrario, con el miedo que a la democracia le tienen.
Dicen luchar contra la dictadura y sí en efecto lo hacen, pero -y como en el colmo del despropósito decía Colin Powell- luchan, en efecto, contra la dictadura pero la "de las mayorías".
Acostumbrada a imponer su voluntad sobre el país la élite política, económica, mediática, intelectual y académica -que no acepta su derrota en las pasadas elecciones- está dispuesta a provocar, en una acción que es al mismo tiempo criminal y suicida, una debacle económica. Por eso presionan a los mercados, por eso pretenden socavar la fortaleza de nuestra moneda.
A las vencidas, sin perspectiva alguna de victoria y para imponer su voluntad por la fuerza, intentan jugar los oligarcas apoyados por los medios, con Andrés Manuel López Obrador, el presidente más querido de la historia de México y con quien será la primera Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo.
Solo ruido, miles de columnas en la prensa y de editoriales en la radio y la TV y más frustración de su parte habrán de cosechar. Más temprano que tarde se estabilizará el peso y seguirá creciendo la economía y la prosperidad compartida.
En "Huracán sobre el azúcar" un libro que escribieron a cuatro manos Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre este último dice que "la cubana es una revolución a contragolpe" pues fue elgolpeteo inclemente de los Estados Unidos lo que profundizó y radicalizó el proceso.
Algo similar está pasando en México. Al convertir al INE y al Poder Judicial en los bastiones desde donde, durante 5 años se atacó a la transformación, la derecha conservadora, no hizo más que poner a estas instituciones en la mira del electorado.
Quienes masivamente refrendaron, en las urnas, su apoyo a López Obrador y convirtieron a Claudia en la más votada de la historia, sabían perfectamente que con tomar la Presidencia no bastaba; esta revolución única en la historia exige una acción democrática, radical y concertada de todos los poderes del Estado.
Por eso y en el pleno ejercicio de su derecho constitucional, la mayoría de las y los ciudadanos, votaron por senadores, por diputados federales y locales de Morena y sus aliados; para alcanzar el "Plan C", para garantizar la mayoría calificada y poder sacar adelante reformas constitucionales.
Millones de mexicanas y mexicanos saben, porque lo han sufrido en carne propia, que la justicia era prostituta del viejo régimen corrupto, esclava del dinero, cómplice y servidora del crimen organizado.
Reformar al Poder Judicial no es capricho ni un desplante autoritario como pretenden presentarlo líderes de opinión, intelectuales y académicos de la derecha, es algo que la gente, que quiere paz y sabe que para tenerla es preciso acabar con la impunidad, considera urgente y necesario.
Lo mismo sucedió con el INE y con los organismos autónomos. Haberlos defendido con tal obcecación y a punta de mentiras solo puso en evidencia que estaban al servicio de la derecha conservadora y no del pueblo. El "INE no se toca" fue en los hechos el llamado a reformarlo.
"En estos 6 años que vienen, les puedo asegurar, que nos vamos a sentir -y miren que ya es mucho- más orgullosos de ser mexicanos y mexicanas" dijo este martes Claudia Sheinbaum a las y los legisladores electos y tiene razón; vendrán, en cumplimiento a la voluntad mayoritaria del pueblo de México y nadie podrá detener las reformas constitucionales que harán posible consolidar y profundizar la transformación.