Oposición: derroteros del ocaso
No habían pasado más que apenas algunos minutos, después del cierre de casillas en el Estado de México el domingo pasado
No habían pasado más que apenas algunos minutos, después del cierre de casillas en el Estado de México el domingo pasado, cuando la candidata Alejandra Del Moral, ya se declaraba ganadora de la elección flanqueada por los presidentes de los partidos políticos integrantes de su coalición “Va x México”. El ambiente en la conferencia de prensa donde se anunciaba su victoria era de júbilo y triunfalismo. Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, gritaban al unísono con su candidata y equipo: “¡Gobernadora, Gobernadora!”.
No obstante, hoy sabemos, que con el 52.6% de la votación, la maestra Delfina Gómez se coloca como la ganadora inequívoca del proceso electoral, sumando a su favor 3 millones 327 mil 106 votos, contra el 44.3% obtenido por Alejandra del Moral, quien llevó para su coalición un total de 2 millones 275 mil votos. Después de declararse embusteramente ganadora en un primer momento, la candidata de la coalición local “Va por el Estado de México”, tuvo que finalmente retractarse y aceptar su derrota para cederle el paso a quien realmente había conquistado la mayoría electoral.
De esto se nos exige reflexionar, no solo el hecho de mentirle al pueblo mexiquense, como la única infamia a flote en la actitud de la coalición conservadora. Pues resulta también, que en la segunda conferencia de prensa realizada por Alejandra del Moral, los flamantes dirigentes nacionales del PRI, PAN y el PRD brillaron por su ausencia, pese a que habían estado minutos antes en el espectáculo montado para festejar el triunfo que nunca habría de llegarles. Por el contrario, tras tomar vuelos privados, aparecieron levantándole la mano a Manolo Jiménez, el sucesor en la gubernatura de Coahuila.
El machismo resultante de ello, no pudo haberse configurado con mayor simplicidad en un acto de violencia política de género contra una mujer -que pese a su lamentable posición política-, merecía al menos, el acompañamiento honesto y sincero en momentos tan aciagos, por parte de las dirigencias de los partidos que la impulsaron a ser la primera mujer candidata de la élite local y al mismo tiempo, la primera propuesta política de los mismos en ceder el poder a la oposición. Dos vaivenes difícilmente entendidos como casualidad ante el desastroso gobierno de Alfredo del Mazo que auguraba el fracaso.
Pareciera un hecho menor, pero es realmente el anuncio de que la acción política nefasta de la oposición, basada en la simulación, la calumnia, el odio y la denostaciones persistirán en nuestro país, rumbo a el proceso electoral más importante quizá del siglo, y que habrá de celebrarse en el 2024. Así como también, la más símil manifestación de un pensamiento surrealista como el del conservadurismo en México, que sostienen el éxito hipócrita y mentiroso, de un modelo fracasado e inútil como el neoliberal.
No queda duda que el PRI, el PAN y el PRD no sólo han trazado su ruta hacia la extinción tras perder lo último de orientación ideológica que les daba origen a su teoría y práctica política, sino que se han convertido en mal logrados mercaderes electorales al servicio de un rufián como Claudio X. González, que le da lo mismo mentirle al pueblo, violentar políticamente a las mujeres y sembrar odio como si todavía fuera el año 2006; en vez de procurar construir un proyecto alternativo de nación para la base que como en toda suerte de querencias, no se siente acomodado con el gobierno en turno.
PD: En democracia, poco o nada hay que celebrar cuando una oferta política es tan mediocre como la del conservadurismo hoy en nuestro país porque la otra (en este caso, la de la izquierda), puede terminar contagiándose, ante tan poca exigencia.