Ómicron, valoración y alarmas

Éste fenómeno en el que se parte prácticamente de cero

El SARS-CoV-2 es la variante de la pandemia en turno que está provocando la cuarta ola de contagios en nuestro país, un problema de salud social que no ha sido descuidado y que ya se esperaba. Conscientes de ello las autoridades de la entidad, han asumido responsablemente su atención, no con medidas drásticas que puedan trastocar el impulso que comienza a retomar la economía, los servicios y el desarrollo de las actividades normales y cotidianas de la ciudadanía, pero sí considerando la experiencia que les ha dejado la atención de la pandemia durante dos años ininterrumpidamente. 

Éste fenómeno en el que se parte prácticamente de cero, donde no existían estudios de contagios en humanos, que se propagó mundialmente en un breve lapso de tiempo, donde se tuvo que aprender conforme la dinámica de los contagios, es el soporte científico y técnico que da a los gobiernos y autoridad para instrumentar las políticas de salud y medidas sanitarias orientadas a la sociedad, a efecto de llevar adelante el ejercicio de sus propias actividades de manera responsable.  

La andanada de opiniones y sugerencias basadas en otras opiniones de personas ajenas al estudio del fenómeno que vivimos o de quienes buscan reflectores , sólo pretenden crear estados de alarma, no contribuyen a dar estabilidad y salida al problema de la mejor manera posible, es más que evidente, que son voces deseosas de que al gobierno le vaya mal, no toman en consideración que sus impulsos tendrán efectos lamentables para la sociedad, ello es, estar deseándoles el mal a la población en aras de objetivos personales y de grupo. 

En los últimos días de la semana pasada las autoridades de salud del estado fueron enfáticos en dar a conocer lo que se espera para ésta y la próxima semana, los mayores efectos en los contagios. No con un propósito alarmista como pudiera suceder en otros caso, sí para que la población asuma una postura responsable y adopte las medidas que ya se han difundido, con la idea de evitar el desborde de las variables que puedan conducirlos a tomar medidas más restrictivas, afectar  la economía y frenar el impulso en las actividades como en el sector educativo, muchos otros servicios y otras acciones que verían afectadas, algo que no conviene en estos momentos a la población ni el sector privado. 

La mejor alternativa y más efectiva para evitar cuadros lamentables o desenlaces fatales, es la aplicación de la vacuna. Ya mencionaba la titular de salud del estado de Tabasco Dra. Silvia Roldan, sólo el diez por ciento de las personas que llegan a los hospitales han sido vacunadas, el noventa por ciento no lo hicieron y son los que se están viendo más afectados, entre ellos los jóvenes que son los de mayor movilidad, no usan mascarillas y las personas adultas que se resistieron a la vacuna. 

Esta observación es un importante indicador de tomarse en cuenta. En la red hay historias de personajes que han fallecidos por resistirse a la vacuna y en los países más desarrollados, donde grupos de manifestantes se oponían a la vacunación, hoy están padeciendo serios problemas de contagios no obstantes contar con la disposición de vacunas. 

Evitemos hacer réplica de las voces alarmistas y de falsos interesados en la salud de la población, como el de aquellos “representantes de agrupaciones de padres de familia” que, bajo las siglas de organizaciones patitos, llaman a la suspensión de clases presenciales cuando un importante número de tutores, ya han decidido por salud mental y académica de los escolares, acudir a las escuelas.     

Tales clases presenciales son programadas en función de las circunstancias de la pandemia. Las autoridades valoran la situación y deciden responsablemente. Como ahora que se pospuso –no se suspendió- el reinicio de la asistencia a las aulas.