Candidata del PAN y PRI: que le vaya mal al gobierno, el pueblo no importa

Lorena Beaurregard, candidata derrotada del PRIAN, responde con maldiciones

Mientras el gobernador electo, Javier May Rodríguez, extendió la mano a sus adversarios al decir que no habrá ni venganza ni revancha -el proceso electoral ya quedó atrás, dijo- Lorena Beaurregard, candidata derrotada del PRIAN, responde con maldiciones.

Se actúa así cuando el alma y corazón de una persona están contaminados de odio y resentimiento, como es su caso. Desear que fracasen Javier May y Claudia Sheinbaum, cuando asuman la gubernatura y la presidencia, que ganaron de manera legítima y contundente, es de una mezquindad injustificable.

Cada quien ofrece lo que tiene y lo que es, por eso no resulta extraña la actitud de Beaurregard, más bien es consecuente con su modo de pensar y actuar. Lo demostró a lo largo de la campaña.

Injurió, calumnió y discriminó a Javier May, como lo hicieron otros actores políticos por el hecho de que el próximo gobernador es de cuna humilde y no tiene la prosapia ni la formación académica de los autollamados "bien nacidos", esos que consideraban que Tabasco lo tenían escriturado y les correspondía el derecho a elegir sucesor.  

En el discurso que pronunció ayer el gobernador electo ante la militancia, después de recibir su constancia de mayoría, dijo con toda claridad para que se escuchara bien: "uno vale por lo que es, no por lo que tiene".

Javier May vale por lo que ha sido a lo largo de su trayectoria política y administrativa. Es un político de resultados, trabajador, honesto, responsable, que sabe honrar la palabra.

Como dijo ayer, el pueblo ya eligió el rumbo, toca a él cumplir lo prometido. No hay tiempo para reyertas sin sentido. Sólo hay deseos de trabajar para que a Tabasco le vaya bien en el próximo sexenio, que haya honestidad en la administración y fraternidad entre los ciudadanos para una sana convivencia social.

Que Lorena Beaurregard maldiga a los futuros gobernantes no representa nada. Sus números explican el tamaño de su enojo y su pequeñez política. El dos de junio los panistas sólo le aportaron 17 mil 202 votos (1.78%) y los priistas 24 mil, 35 sufragios (2.4%). Una insignificancia si se comparan con los votos obtenidos por Javier May.