LA REVOLUCIÓN, LA GRAN TRANSFORMACIÓN

*Sus causas y efectos; el fin del porfiriato

En 1904 se efectuó la penúltima farsa de elección y la reelección ya no fue por cuatro años, fue para seis años. Comenzaron a surgir prospectos de clubes democráticos, pero todos sus dirigentes fueron encarcelados, salvo los que lograron huir a Estado Unidos. Pero allá también fueron perseguidos y encarcelados. Ricardo Flores Magón murió asesinado en una celda en Kansas, al negarse a abjurar de sus ideas.

Así se llegó a 1908 en que en la entrevista con James Creelman, el dictador Porfirio Díaz anunció al mundo que se retiraría y  no aceptaría ninguna nueva reelección.  Pretendieron lanzar como candidato a Bernardo Reyes, quien a pesar de que se negó a aceptar, fue encarcelado. Los directores de periódicos fueron apresados, y las imprentas destruidas o decomisadas.

Llegamos a 1910 en que el mártir de la democracia, Francisco I. Madero, se postula como candidato y en plena campaña es detenido en Monterey, llevado a una penitenciaría en San Luis Potosí, donde permanece encarcelado mientras se realiza la última farsa de reelección.

Madero impugna ante una justicia inexistente desde luego sin ningún éxito, y tiene que echar mano del último recurso y convocar a la rebelión armada para el 20 de noviembre. Ésta estalla y estamos disfrutando sus frutos.

Previamente había sucedido la entrada de fuerzas gringas masacrando a mineros en Cananea, y en Rio Blando. Seis mil obreros,  también al servicio de extranjeros, protestaron  por jornadas extenuantes de 13 horas diarias, con contratos que los responsabilizaban de todo; salarios de cincuenta centavos que ni siquiera pagaban en efectivo, sino con  vales para comprar únicamente  y caro en la tienda de raya del patrón.

Pidieron  la intervención de Porfirio Díaz ante tanta injusticia, pero la contestación fue que esto era resultado de la ley de la oferta y la demanda, y que nada se podía hacer. Protestaron y se declararon en huelga. La tropa llegó y disparó en una masacre en que se calculan entre 200 y 500  los muertos. No existían los derechos de obreros, que tenían que trabajar bajo las condiciones que el patrón impusiera.

Díaz entregó el país en manos de estadounidenses y usó toda  la fuerza para mantenerlo como una colonia de esclavos. La persecución, encarcelamiento y deportación de opositores para ponerlos en manos del dictador, fue constante, hasta junio de 1910 en que hubo un gran escándalo en el Congreso estadounidense que obligó a un cambio en la política.

Después de la caída de Maximiliano, Juárez otorgó  su último ascenso a Porfirio Díaz; sin embargo este conspiró una y otra vez contra los gobiernos del Benemérito y de Lerdo, que habían establecido un clima de prosperidad y desmilitarización. Cuando Juárez  fallece en 1872 Díaz era un prófugo de la justicia. Continuó conspirando con el lema de “la no reelección y el reparto agrario”, y cuando asaltó el poder mediante un cuartelazo, se autonombró Presidente provisional, proscribió los partidos y mediante una supuesta elección se autonombró Presidente Constitucional y de allí pal real. A las farsas de reelecciones siempre sin ningún contrincante, y al despojo de tierras a sus poseedores y propietarios, para llegar a un país de latifundios y esclavos.