La necesidad de Dos Bocas: Todo cambió a nuestro favor
Cuando los contagiados aumentan y muchos siguen muriendo tal vez sea duro hablar de otra cosa como la economía, pero hay que hacerlo
Cuando los contagiados aumentan y muchos siguen muriendo tal vez sea duro hablar de otra cosa como la economía, pero hay que hacerlo. Sin quitar la vista de la resolución del problema de la supervivencia del mayor número de seres humanos tenemos que ser conscientes de lo que se avecina. Soy asiduo televidente de las televisiones de otros países y en estos días en los que en Europa están en lo que ellos llaman “desescalada” de las medidas anti pandemia, hay imágenes muy contradictorias. Mientras que en Francia, el lunes, muchos parisinos hacían cola en las tiendas de “Zara”, que han convertido en el oscuro objeto de su deseo para bajar la tensión acumulada en la cuarentena, a la vez los noticieros daban cuenta de las colas en los comedores de ONGS que proporcionaban comida gratis a los muchos más desempleados que, a estas alturas, no tienen recursos ni para comprar comida, y menos para pagar las rentas o la luz de sus casas. Son las consecuencias económicas de haber destrozado la cadena productiva del país galo. Exactamente la misma problemática se puede ver en España o Italia y también en la otrora poderosa Alemania. Es generalizado. Por eso aquí, en Tabasco, tenemos que volver la vista a la gran fortuna que tenemos especialmente con el proyecto iniciado de la refinería de Dos Bocas que, aún y cuando se ha ralentizado de forma natural por la atención al virus y a la población afectada, no ha parado de construirse. Precisamente hoy, como nunca, podemos decir que la Refinería es más necesaria en lo que queda del mundo global. En un reciente artículo que resume la opinión de expertos en petróleo se vertían afirmaciones como estas: “Eventualmente llegará el momento de sustituir al petróleo, pero no en el mediano plazo. De acuerdo con la agencia Reuters, este año China disminuyó en 30 por ciento el subsidio a las energías renovables y aumentó, en plena pausa por el coronavirus, en 31 por ciento sus importaciones de petróleo ruso, que paga en renminbis, y disminuyó en 1.6 por ciento las compras de petróleo saudita, que paga en petrodólares. La movida china tiene varias lecturas: 1) las energías renovables tendrán que esperar; 2) acumula inventarios porque estima una recuperación del precio; 3) China quiere petróleo real, no barriles de papel; 4) el centro de gravedad geopolítico se aleja cada vez más del petrodólar. El reacomodo del mercado petrolero, apenas en sus primeras etapas, ha sido tal que el Urals, el petróleo ruso, normalmente con un precio 13 por ciento menor al Brent, tuvo el precio más alto del mercado el 24 de abril pasado. Añádase a esto el caso de Irán, a quien China le compra el petróleo utilizando un sofisticado diseño financiero en el que las petroleras chinas crean bancos con el fin exclusivo de firmar convenios con instituciones financieras iraníes a las que les depositan en renminbis. De acuerdo con el portal oilprice.com, la compañía petrolera más grande de China se ha planteado la idea de copiar el modelo mexicano. La lección de lo sucedido no es tener mayor capacidad de almacenamiento sino fortalecer la integración vertical de la industria. Por eso el proyecto Dos Bocas y la rehabilitación de las seis refinerías son ahora más estratégicos que nunca”. Tal vez el petróleo deje de ser negocio a medio plazo pero lo cierto es que la necesidad de su refinación será real hasta dentro de muchas, muchas, décadas y en esas Dos Bocas y Tabasco están, estamos, en lo correcto.