ÍNTEGRAmente
LA LECTURA Y LA SALUD MENTAL
La lectura puede considerarse una forma de autocuidado, porque tiene la capacidad de mejorar tanto nuestra salud mental como la física. Muchos estudios han señalado que un alto nivel de educación se asocia a una mayor probabilidad de mantener en el tiempo el funcionamiento cerebral adecuado. Además, tareas como leer libros, asistir a conferencias, participar en juegos de mesa, entre otras, suponen un menor riesgo de deterioro cognitivo y de demencia, si se realizan con frecuencia.
Leer nos puede reportar grandes beneficios para nuestra Salud Mental y nuestro desarrollo:
A nivel cognitivo:
Estimula el intercambio de información, el afán de conocimiento, la percepción y la concentración.
Incrementa nuestra capacidad de análisis y de comprensión de texto.
Se activan regiones cerebrales que estimulan la imaginación y los recuerdos de experiencias personales propias.
Puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo y de demencia.
Se mejora la capacidad de expresión y el manejo del lenguaje.
A nivel emocional:
Hace posible vivir nuevas experiencias sin necesidad de realizar ningún esfuerzo físico.
Fomenta la empatía y ayuda a identificar emociones.
Nos traslada diferentes puntos de vista, incluso aquellos a los que no podríamos llegar por intuición propia, favoreciendo el sentido crítico.
Dependiendo del tipo de lectura, podemos obtener un marco de referencia para nuestros valores y creencias, y ampliar los propios ya aprendidos.
Nos permite sentirnos acompañados y disfrutar, a su vez, de momentos de soledad.
En resumen, la lectura es benéfica en cualquier momento y cualquier edad. Es una herramienta que genera aprendizaje y que puede ser de las pocas que quedan para combatir la mecanización y deshumanización del conocimiento.
Cómo conseguir que la lectura sea un hábito
Para poder percibir todas las ventajas que nos aporta la lectura, debemos conseguir que se convierta en un hábito. Podemos lograrlo con estos consejos4:
Encuentra cada día un momento para leer: unos 10-15 minutos puede ser suficiente. Poco a poco puedes ir aumentando el tiempo de lectura.
Cambia tu forma de pensar sobre la lectura: no es algo aburrido, sino un placer. Considera cada libro leído como un logro personal.
Crea un buen ambiente de lectura: busca un sitio tranquilo, con buena luz y donde no se produzcan interrupciones.
No te obligues a leer: si comienzas una lectura y no te encaja o no es lo que esperabas, no te fuerces. No pasa nada por abandonar ese libro y comenzar otro. Existen lecturas para todos los gustos.
Lleva contigo tu lectura: así podrás leer en vez de utilizar el teléfono o consultar las redes sociales en esos breves momentos en los que no tengas nada que hacer.
Haz de la lectura un hábito social: aunque leer es un acto de introspección, no significa que lo tengas que hacer en solitario. Busca blogs, foros literarios, clubs de lectura… donde puedas compartir tus títulos favoritos y descubrir nuevos.
(Psiquiatra/Paidopsiquiatra)